Vuelco electoral histórico en Andalucía con mayoría para el centro-derecha ante el desplome del PSOE

Tras 36 años de gobierno socialista, se abre la posibilidad de un acuerdo entre PP, Ciudadanos y la irrupción de Vox

Juan Marín y Albert Rivera (Ciudadanos) se felicitan tras conocer el recuento de votos.
Susana Díaz (PSOE) mostró su decepción con el resultado.
Juan Manuel Moreno Bonilla (PP) celebra los resultados.

Las elecciones andaluzas del 2 de diciembre de 2018 ya han pasado a la historia por otorgar, por primera vez en esa Comunidad Autónoma desde la instauración de la democracia en España, la mayoría al centro-derecha en detrimento de la izquierda. Y con ello, abrir la puerta a la alternancia de Gobierno tras 36 años de poder socialista en Andalucía: la única comunidad española que mantenía la hegemonía única de un partido.

Con el 99,92% del escrutinio realizado, a falta del recuento del voto emigrante que se realizará a partir del 5 de diciembre, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) logró una amarga victoria con 1.009.243 votos, el 27,95%, y 33 diputados. Con respecto a los anteriores comicios autonómicos, celebrados el 22 de marzo de 2015, la candidatura encabezada por Susana Díaz pierde 402.035 votos, 7,46 puntos, y 14 escaños.

En segundo lugar quedó el Partido Popular (PP) con 749.275 votos, el 20,75%, y 26 diputados; frente a los 33 escaños de 2015, cuando obtuvo 316.410 sufragios más y otros 6 puntos porcentuales más. En ambas ocasiones con Juan Manuel Moreno Bonilla de cabeza de lista.

Ciudadanos (C’s), con Juan Marín de nuevo al frente, logró un ascenso muy destacado que le lleva al tercer lugar entre las preferencias de los electores andaluces tras contabilizar 659.631 papeletas, el 18,27% del total y 21 diputados, cuando en las anteriores elecciones había obtenido 369.896 votos, el 9,28%, y 9 escaños.

Baja participación

A continuación, con 584.040 votos, el 16,18%, y 17 diputados quedó Adelante Andalucía, la coalición integrada -entre otras fuerzas- por Podemos y por Izquierda Unida- y liderada por Teresa Rodríguez, que en 2015 concurrieron por separado y habían sumado 866.559 votos, el 21,75%, y 20 escaños.

Y, en quinto lugar, la gran sorpresa de la noche: Vox, el partido más a la derecha de las propuestas que hay en España y a quien muchos consideran de extrema derecha por sus simpatías con formaciones europeas de ideologías radicales. La lista encabezada por el juez Francisco Serrano obtuvo 395.978 votos, el 10,97%, y 12 actas de diputado mientras que en la cita de 2015 con las urnas había registrado únicamente 18.422 sufragios, el 0,46%, quedándose obviamente sin representación parlamentaria.

Otro de los datos destacados de la jornada electoral, y que explica muy claramente los resultados, fue la caída de la participación hasta el 58,65%, frente al 62,30% de 2015, lo que deja un elevadísimo 41,35% de abstención. Esta es una de las causas del desplome del apoyo al PSOE y de la caída de Adelante Andalucía, puesto que feudos tradicionales de la izquierda alcanzaron cotas reseñablemente más bajas de participación que hace 3 años.

 

Liberales y conservadores asumen el mandato de cambio de las urnas con disputa sobre el liderazgo

Tras conocerse los resultados de las votaciones las caras fueron más que nunca el espejo del alma. Las sedes de tres partidos eran una fiesta con el ánimo exultante de los militantes y dirigentes mientras que en otras dos reinaba el silencio y las caras largas. Especialmente desolador era el panorama en el cuartel general del PSOE tras registrar los peores resultados de su historia y asomarse al abismo de perder el poder, un hecho inédito en Andalucía. La candidata a la reelección, Susana Díaz, que había adelantado la cita con las urnas, mostró su decepción pero anunció que iba a abrir una ronda de consultas con el resto de formaciones para comprobar si PP y C’s estaban dispuestos a gobernar con los que consideró “ultras” de Vox e incluso no renuncia a lograr el respaldo de Ciudadanos, aunque es insuficiente sin el apoyo de Adelante Andalucía, fuerzas que se consideran incompatibles.

En las filas del Partido Popular, pese a registrar un notable descenso con respecto a las anteriores elecciones, reinó la alegría de tener al alcance de la mano la posibilidad de gobernar, con su líder Juan Manuel Moreno Bonilla al frente de la Junta de Andalucía. Y es que tanto en la sede regional como en la nacional se confía en alcanzar un pacto con Ciudadanos y Vox que permita este vuelco. Y es que estas tres fuerzas trasladaron en la noche electoral que asumían el mandato de las urnas de propiciar un cambio y dejar de lado los gobiernos socialistas en esa Comunidad tras 36 años.

Más sorprendente fue el anuncio de Ciudadanos de que presentará su candidatura para presidir el Gobierno autonómico, a pesar de ser la tercera fuerza en votos y escaños, solicitando además el apoyo de las das primeras (PSOE y PP) a los que no considera dignos de ese mandato por los casos de corrupción en los que han estado envueltos y porque son el partido ganador de los comicios, a su entender, por ser el que más crece. Dejando de lado que suma 12 escaños más; es decir, los mismos que Vox. Esta última formación fue la gran sorpresa de las elecciones y comienza así un recorrido en la política nacional que ya venía apuntando al recoger a los votantes más conservadores del PP y de C’s, desencantados por lo que consideran una insuficiente defensa de la unidad de España, de sus fuerzas y cuerpos de seguridad, de la integridad de sus fronteras y, relacionado con esto, con un mensaje muy crítico con la inmigración. Su líder nacional, Santiago Abascal, exdirigente del PP, aseguró que Vox no será un obstáculo para acabar con el régimen socialista en Andalucía.

Cabe destacar también que en el bando de los perdedores, PSOE y Adelante Andalucía, se reabrieron viejas heridas por las rencillas entre sus respectivos líderes nacionales y autonómicos que llevarán a nuevas luchas internas, con peticiones de dimisiones incluidas.

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