Los morgadaneses festejaron su 105º aniversario en su sede a sala llena, dejando atrás la pandemia que tanto afectó a la institución que vio entre otros formarse dentro de ella a la actual delegada de la Xunta de Galicia, Elvira Domínguez.
En la calle San Martín, una casa típica del Montevideo de mitad del siglo pasado, esconde tras de si una rica historia y abriga a emigrantes y descendientes que están orgullosos de su labor y de sus ancestros.
Es que allí está la Unión Hijos de Morgadanes, el hogar soñado por aquellos emigrantes que sentaron el asociacionismo de los vecinos de la parte oriental del Valle Miñor entre los montes de Galiñeiro y San Julián, donde trescientas casas repartidas en los barrios de Abelosa, Baralla, Gonda, Murjido, Prado, Pedra, San Roque y Vilas, recibieron la ayuda desde esta institución y su par en Buenos Aires para construir y mantener una escuela en Morgadáns.
Se trató de la fundación de un club internacional, ya que el 16 de agosto de 1918 constituyeron la Unión Hijos de Morgadanes Residentes en el Plata, que fuera presidida por Juan Rodríguez Rial en Montevideo y su paisano Domingo Alonso Pérez en Buenos Aires, con la finalidad de ayudar y “proteger a todos los oriundos de Morgadanes que arriben al Plata, e instalar y sostener en Morgadanes una escuela que prepare eficientemente a los que deseen emigrar”.
Estos datos fueron traídos a la actualidad en 2018 cuando se celebró el centenario de la institución por el escritor Manuel Losa en su libro donde relata la historia de la entidad, donde descubrimos que la intención de los fundadores era instalar y mantener una escuela gratuita que ya en 1926 comenzaba a dar clases a los niños de la comarca.

También se preocuparon de enviar ayudas económicas a sus paisanos que permitía que “los candidatos a emigrar tendrían oportunidad de solventar el costo del pasaje de tercera clase o al menos una parte. La colaboración abarcaba también la carta de reclamación necesaria para la entrada a Argentina y Uruguay, si el emigrante no tenía familiares que se la proporcionaran”.
Luego, el club en Montevideo fue creciendo y transformándose con un parque recreativo en el balneario de El Pinar, en el departamento de Canelones, donde hay un rincón infantil, canchas deportivas una pista para romerías y un salón comedor para seiscientas personas.
Fue en 1991 donde se compra la sede de la avenida San Martín, que el pasado 16 de septiembre se llenó de socios y amigos, además de las autoridades: por la Embajada el ministro consejero y encargado de negocios, Carlos Domínguez, la cónsul general, María Victoria Scola, la consejera de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, Isabel de Zulueta, y una hija de la casa, la delegada de la Xunta de Galicia en Uruguay, Elvira Domínguez.
El presidente de la centenaria institución, Serafín Alonso, y compañeros de directiva estuvieron también arropados con la presencia del presidente de la Federación de Instituciones Españolas del Uruguay, Jorge Torres, el presidente de la Federación de Asociaciones Gallegas del Uruguay, Martín Rodríguez Caridad, y varios directivos de otras instituciones gallegas y españolas también.
Tras agradecer la presencia de todos en un evento tras las trágicas pérdidas sufridas por la pandemia de directivos y socios de la institución, Alonso, verdaderamente emocionado, destacó el aliento y ayuda que han recibido de toda la colectividad.

Fue justamente una hija de morgadaneses, la delegada de la Xunta de Galicia en Uruguay, Elvira Domínguez, quien dirigiéndose a los comensales mostró el libro escrito por Manuel Losa sobre la institución que la vio crecer y le transmitió su amor a Galicia.
Domínguez destacó “la capacidad de reinventarse en el marco de los objetivos que se dieron en su carta estatutaria” que ha tenido la Unión Hijos de Morgadanes, al tiempo que alentó el fortalecimiento de “los lazos de relacionamiento cercano con otras instituciones gallegas de la comarca miñorana”, trasladando también el saludo del presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, y del secretario xeral da Emigración, Antonio Rodríguez Miranda.
Y justamente, hablando de integración, la cena del 105 aniversario tuvo la participación artística del grupo de Xuntos integrado por los jóvenes de Morgadanes y del Valle Miñor que con sus danzas y panderetas han demostrado desde hace más de una década que la colectividad gallega de Montevideo es capaz de unirse, algo que actualmente también lo siguen intentando las directivas.