Unidad y emoción en el homenaje de Estado a las víctimas de Covid-19 en España

El Rey Felipe VI presidió el acto civil al que asistieron las más altas autoridades nacionales y representantes de la Unión Europea junto a familiares de los fallecidos y trabajadores esenciales en la crisis sanitaria

El Rey Felipe VI y la Princesa de Asturias en la ofrenda floral a las víctimas acompañados por los representantes de los familiares y de los trabajadores esenciales.
La Familia Real, el presidente del Gobierno y otros asistentes durante el minuto de silencio.
Vista general de la plaza de la Armería del Palacio Real de Madrid, durante el acto de homenaje.

Los Reyes de España, junto a sus hijas la Princesa Leonor y la infanta Sofía, el Gobierno y las más altas instituciones nacionales, junto con representantes de la sociedad civil, participaron el pasado 16 de julio en el homenaje de Estado a las víctimas de la enfermedad por coronavirus y de reconocimiento a la sociedad, un acto que tuvo lugar en la plaza de la Armería del Palacio Real y que fue presidido por el Rey Felipe VI.

El jefe del Estado, el presidente del Gobierno y el Ejecutivo en pleno, presidentes del Congreso, Senado, Tribunal Constitucional, Consejo General del Poder Judicial, presidentes de las comunidades autónomas, expresidentes del Gobierno, jefe de la oposición, presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias, alcalde de Madrid, junto a fuerzas parlamentarias y una amplia representación de las familias de las víctimas y de la sociedad civil protagonizaron este homenaje de Estado, al que se unieron personalidades de instituciones internacionales como el presidente del Parlamento Europeo; la presidenta de la Comisión Europea; el presidente del Consejo Europeo; el alto representante de la UE; el secretario general de la OTAN; el director general de la Organización Mundial de la Salud y el secretario general de la Organización Mundial del Turismo.

Todos ellos dieron un ejemplo de unidad en el recuerdo y el homenaje en la primera ceremonia de Estado de carácter civil, al margen de confesiones religiosas. Sólo hubo que lamentar la ausencia del expresidente del Gobierno, Felipe González, que justificó en que lleva confinado desde el 12 de marzo por recomendación médica, y de representantes de Vox, ante lo que consideraban “una ceremonia exculpatoria de un Gobierno que oculta la mitad de los muertos”, y de los partidos independentistas ERC, BNG, CUP y EH Bildu.

El acto solemne y el silencio, que protagonizaron el duelo por las víctimas de la pandemia, solo se vio roto por la intervención de Hernando Fernández Calleja, familiar de una víctima fallecida a causa del coronavirus -el periodista José Mari Calleja-, que aseguró que la “memoria es un deber” y de Aroa López, enfermera y representante de los sanitarios y sectores esenciales que han luchado en primera línea durante estos meses. “Nos tragamos las lágrimas cuando los enfermos nos decían no me dejes morir solo”, afirmó Aroa López en referencia a los sanitarios.

Tras una ofrenda floral de rosas depositadas en el pebetero, que encendió la llama en homenaje a las víctimas, el Rey señaló la importancia de este acto solemne, un acto que “marcará huella en nuestras conciencias porque reconocemos y ensalzamos a miles de ciudadanos cuyas conductas han sido el mejor ejemplo de los valores cívicos y morales de nuestra sociedad y la mejor razón para nuestra esperanza colectiva”.

Felipe VI quiso recordar a los fallecidos y familiares de las víctimas: “No están solos en su dolor, es un dolor que compartimos y su duelo es el nuestro”, recordando que este acto hace presente ese duelo ante todos los españoles. El Rey reconoció el trabajo de la sociedad civil y de tantos profesionales que, con su conducta, han demostrado “la voluntad de servicio a los demás” y a los que les debemos “una inmensa gratitud”, así como ensalzó el ejemplo dado por el pueblo español en los momentos más duros.

El homenaje de Estado concluyó con un minuto de silencio tras la lectura de un poema de Octavio Paz, recitado por el actor José Sacristán.

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