El pasado 30 de noviembre concluyeron los actos de conmemoración centenaria (1919-2019) de la escuela edificada por la Sociedad de Instrucción ‘La Moderna de Barcala’, en la parroquia negreiresa de Liñaio. Tal y como había anunciado la asociación vecinal local ‘O Teleclub’ –impulsora de estas celebraciones–, una jornada de tributo y confraternización ha puesto el punto final a una serie de actividades misceláneas iniciadas en la primavera (27 de abril), referidas a diversos aspectos de la realidad migratoria gallega. En ellas, por una parte, se aludió al papel de las generaciones de emigrantes en la labor de escolarización de Galicia y, de modo más concreto y relevante, a lo relacionado con la construcción y trayectoria de la escuela primaria de Liñaio, como bien educativo y cultural. Gracias al empeño desde La Habana de la sociedad ‘La Moderna’, el colegio parroquial se había convertido en realidad pedagógica en 1919. Se abría como pionero de la puesta en marcha de estos centros de enseñanza ‘americanos’, que también fueron inaugurándose en varios lugares de la comarca, sobre todo gracias al entusiasmo y aportaciones económicas que llegaban entonces desde Cuba y a la buena acogida en su tierra de origen.
Ahora, y con el éxito de una gran recepción entre el vecindario, se celebró esta jornada de cálido broche final al programa de actividades. Desde el mediodía, comenzaron los actos con una eucaristía en memoria de los emigrantes de la parroquia; a continuación se presentó el libro del centenario ‘Liñaio en pé. Cen anos de Historia’ –una edición preparada por Manuel Ángel Leis Míguez y Xosé Antón Romarís Pereira–, se descubrió una placa conmemorativa en el interior del edificio escolar y se compartió un almuerzo, al que asistieron casi dos centenares de personas. El grupo folclórico Tíralle do Aire se encargó de poner música al evento. Al caer la noche, llegó el punto final del día festivo con el estruendo de bombas de palenque y la luz de los fuegos de artificio, como se había anunciado, rememorando lo acontecido hace un siglo.
Acto literario y musical, con el protagonismo de la emigración
La actividad central en este homenaje a la emigración estuvo muy concurrida, con la asistencia de los lugareños, autoridades y vecinos barcaleses. Durante la presentación del libro ‘Liñaio en pé’ se dio lectura pública en primer lugar a un texto emotivo y solidario del técnico agrícola Amador Rodríguez Troncoso. Seguidamente tomaron la palabra, además de los autores y coordinadores de la obra, Andrés Forján Trillo, de 91 años, ahora maestro jubilado y en su infancia, alumno de la escuela ‘cubana’ de Liñaio. También él, junto a otras colaboraciones, aportó un testimonio escrito a esta obra literaria, gráfica y conmemorativa, sobre los muchos vecinos emigrantes de San Martiño de Liñaio. Xosé Antón Romarís explicó algunos detalles y dificultades surgidas en su labor de indagar en la historia de la escuela y de la sociedad ‘La Moderna’. El cura párroco, Juan José Fernández Toucedo, destacó la importancia del día de celebración, como ya había plasmado en el propio prólogo del libro. Y cerró el acto Manuel Ángel Leis, presidente de la asociación de vecinos de Liñaio y actual alcalde del Concello de Negreira. Emocionado y contento por el éxito de la convocatoria, resaltó el esfuerzo que supone y el interés que reviste el poder celebrar tal efeméride centenaria, y así lo quiso transmitir en este libro del que es coautor.
En los actos de este día, además, podrían subrayarse dos momentos originales, muy simbólicos y emotivos. El primero, cuando el alcalde Leis Míguez invitó al público presente a escuchar con solemnidad la grabación de la canción ‘¡En pé!’ –en versión interpretada por el cantante Juan Pardo–, unos versos del poeta Ramón Cabanillas (Cambados, 1876-1959), escritor gallego que tanto había vivido en primera persona los tiempos de las demandas agraristas y de la emigración cubana; quien había incluido este poema en su obra titulada ‘Da terra asoballada’ (1917).
El segundo momento entrañable se produjo cuando los seis niños y niñas de Liñaio descubrieron la placa que perpetúa este encuentro vecinal, queriendo mostrar el deseo de ánimo, dinamismo y futuro para esta parroquia, hoy con menos habitantes que en 1919, y que vive los problemas comunes a la mayoría del medio rural gallego.