La ciudadanía española en el exterior está más viva y fuerte que nunca. Esta afirmación no es fruto de la alegría y la satisfacción que nos embargan por cumplirse el 25º aniversario de la creación de este medio de comunicación. Durante las últimas semanas se ha demostrado este hecho -y en las próximas seguramente también- en varios foros nacionales que nos permiten albergar esperanzas sobre una nueva etapa de relevancia y demostración de un potencial que siempre ha estado ahí y que durante varios años ha sido ignorado y hasta despreciado por una parte importante de las administraciones y altas instituciones de este país.
En primer lugar, por los partidos políticos que instauraron el sistema de voto rogado para la población censada en el extranjero en la modificación de la Ley electoral que se produjo en el año 2011. La eliminación de este procedimiento, que rebajó la participación de los residentes en el exterior de cifras que rondaban el 30% en algunas elecciones a otras que se quedaban en alrededor del 3%, está pendiente sólo de la aprobación en el Senado tras el visto bueno del Congreso de los Diputados el pasado 9 de junio y esto tiene que suponer un punto de inflexión.
“La situación actual de la ciudadanía española en el exterior no permite echar una mirada atrás”, decíamos hace un año, al alcanzar el número 1.000 de España Exterior, puesto que las perspectivas eran muy negativas tras un periodo de grandes vacíos en la atención a la diáspora, con reducciones presupuestarias incluidas, agravados por la pandemia de covid-19. Además, formaciones políticas más recientes o dirigentes con poca experiencia en la Administración no habían entendido el enorme potencial de la ciudadanía española en el exterior. Para superar esa ignorancia, lo más indicado es salir fuera, ahora que ya no hay casi restricciones de movilidad, conocer las entidades y las instituciones de la colectividad, reunirse con sus componentes y aprovechar la valiosa red de contactos y esa diplomacia blanda que tan bien despliegan nuestros compatriotas asentados en otros países.
Cabe citar, sin embargo, el esfuerzo de algunas administraciones que sí han mantenido su compromiso con los residentes en el exterior en momentos de dificultad, como es el caso de la Xunta de Galicia o del Gobierno de Canarias, por poner ejemplos de signo político contrario.
Especialmente doloroso ha sido el lapso de cuatro años en los que no se ha reunido el Consejo General de la Ciudadanía Española en el Exterior (CGCEE) ni se han atendido las reclamaciones de su Comisión Permanente.
Sin embargo, y este es el segundo factor de esperanza que se ha producido recientemente, hace menos de un mes se celebró en Madrid el primer pleno del VIII Mandato del CGCEE. Una reunión en la que imperaron las buenas intenciones, los propósitos de enmienda y las apelaciones al trabajo para mejorar las condiciones de vida y la relación con los españoles residentes en el exterior. Estaremos atentos a que los hechos refrenden la buena voluntad generalizada de los participantes en el encuentro.
Uno de los componentes del Consejo más activos y cuyo mensaje más llegó y caló en los participantes fue el secretario de Estado de Migraciones, Jesús Perea. Sin embargo, su renuncia al cargo conocida pocos días después abre nuevos interrogantes sobre la situación interna del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, que alcanza el tercer titular de la Secretaría de Estado en los dos años y medio que lleva José Luis Escrivá como ministro, y sobre el compromiso con la colonia española.
Para este medio fue muy gratificante la defensa del papel de los medios de comunicación y de la necesidad de su respaldo por parte de la Administración que expresaron, sobre todo, los consejeros por Uruguay, Jorge Torres, y por Estados Unidos, Saúl Beceiro. Y, especialmente reconfortantes, las palabras del ya expresidente del CGCEE, Eduardo Dizy, en su agradecimiento por la labor desarrollada por los medios de la España exterior para mantener vivas las demandas de la colectividad y por defender sus instituciones, haciéndonos imprescindibles para la pervivencia del Consejo.
Otro factor que invita al optimismo es la incorporación de nuevos representantes de la diáspora. El proceso de elecciones a los Consejos de Residentes Españoles (CRE) en las diferentes zonas del mundo, al margen de alguna que otra excepción y pese a la enorme dificultad que supuso realizarlas en uno de los peores momentos de la pandemia, fue muy positivo por el interés que atrajo y por la creación de nuevos órganos, la incorporación de muchas mujeres y el generalizado rejuvenecimiento, con su consiguiente traslado al CGCEE.
Sin embargo, esto no puede hacernos olvidar el legado de muchas personas que han realizado grandes aportaciones al colectivo, los veteranos de la emigración. En este sentido, apoyamos las reclamaciones de concesión de las Medallas de Honor de la Emigración a los fallecidos durante la crisis sanitaria y a los que han dejado el Consejo tras varias décadas de trabajo. Como también instamos a que no se olvide la situación de los españoles en América, ahora que pierden representación en el CGCEE, puesto que muchos españoles afrontan preocupantes estados de necesidad en varios países. La llegada a las instituciones de jóvenes, mayoritariamente de Europa, que dejaron el país en los últimos años no puede provocar el olvido de quienes se vieron obligados a emigrar durante el siglo pasado -o de sus descendientes-, ni de sus entidades o las instituciones que promovieron. El legado de la emigración y el exilio debe ser protegido y mantenido a la altura de su contribución al desarrollo de España.
Por otro lado, resulta muy sorprendente, a la par que chocante, que cuando España tiene entre sus principales retos el demográfico, por el envejecimiento de la población que dificulta el futuro de las pensiones o, directamente, el despoblamiento de amplias zonas del país, lo que se ha definido como la España vaciada, no se haya apostado por un ambicioso plan de retorno de los emigrantes o de sus descendientes, que todavía esperan facilidades para el acceso a la nacionalidad española de sus padres o abuelos. Hay departamentos administrativos dedicados al reto demográfico que nunca se han preocupado por el retorno de los españoles en el exterior. Se habla mucho del regreso del talento, algo en lo que España tiene mucha dificultad para competir, más allá de apelar a motivos sentimentales o familiares para el retorno, pero no se pone en marcha una estrategia ambiciosa para una vuelta más amplia, no sólo de élites investigadoras o de alta cualificación.
Para España Exterior, la atención a los españoles en el extranjero, el refuerzo de sus derechos y la defensa de sus exigencias justas siguen siendo las prioridades fundamentales. El editorial del número 1 de esta publicación, del 8 de julio de 1997, apostaba en su título por convertirnos en “Portavoz de todos los españoles en el mundo”. 25 años después renovamos nuestro compromiso.
Los pensionistas españoles residentes en Europa, siempre pudieron participar en los viajes del Imserso. Muchos, desde el año 2018 ya no pueden participar por los requisitos que les exigen y uno de ellos es tener una pension española.
Estos pensionistas, ya ancianos pertenecen a las migraciones historicas, han trabajado en España, pero no fueron dados de alta en la Seguridad Social.
Eran los tiempos de la dictadura, no habia inspectores de trabajo, eran jovenes trabajadores con buena salud y nunca estuvieron de baja y este es el motivo por el cual no se enteraron que no estaban inscriptos en la S.S.
En España hay muchos trabajadores que tampoco han cotizado, pero como reciben una pension NO CONTRIBUTIVA pueden participar en los viajes del Inserso.
Que muchos pensionistas residentes en Europa, se les prohibe participar en los viajes del Imserso, se ve como una gran discriminacion. Primero les robaron el voto a traves del voto rogado y ahora les roban los viajes del Imserso.
Excelente editorial en defensa de los derechos de los inmigrantes españoles alrededor del mundo y sus descendientes, es un derecho permanente el acceso a la ciudadanía española para hijos y nietos, gracias 🙏 y bendiciones