Un millar de personas llenan de alegría el Hogar Español de ancianos de Montevideo

Las máximas autoridades españolas en el país y los directivos de la colectividad participaron en la romería de fin de año de la institución

Vista de los jardines del Hogar Español.
El cruceiro en los jardines del Hogar Español.
Pandereteiras del Centro Bergantiños.
Los canarios del Centro Cultural Identidad Guanche.
Actuación de las pequeñas del Centro Gallego.
Preparando el asado.
Una de las residentes en el Hogar y al fondo la mesa de autoridades.
Rondalla de la Asociación Comunidad Valenciana.
Espectadores atentos a las diferentes actuaciones.
El maestro de ceremonias Walter Echenique.
Mesa de autoridades.
Coro del Patronato da Cultura Galega.
Canarios y descendientes aportaron su música.
Banda de gaitas del Valle Miñor.
Bailes canarios en la romería.
Las parrillas donde se preparó el asado.

Un millar de romeros y casi dos centenares de artistas le pusieron amor y pasión a los jardines del Hogar Español de ancianos de Montevideo en una jornada que para los residentes fue definida con alegría como “un día diferente”.

Ya desde el sábado 7 de noviembre los directivos, comisión de ayuda y muchos delegados de las instituciones españolas del Uruguay, acudieron temprano al jardín del asilo de ancianos con sillas y mesas para recibir a los romeros, además de las tradicionales parrillas gigantes donde se asaría media tonelada de carne vacuna y más de un millar de chorizos, además de que se preparaban en la cocina un millar de raciones de ensalada para la ocasión.

A primera hora de la mañana del domingo 8 de noviembre comenzaron las primeras actuaciones en el escenario colocado para la ocasión en los jardines del Hogar. El maestro de ceremonias, Walter Echenique, comenzó a presentar a los grupos de baile, músicos y coros de las instituciones españolas que aportaron casi dos centenares de artistas para deleite de los asistentes a la romería de fin de año del Hogar Español de ancianos.

En una mesa especial estuvieron las autoridades españolas presentes: el embajador José Javier Gómez Llera, el cónsul José Rodríguez Moyano, el consejero de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, Vicente Pecino Medina, y el delegado de la Xunta de Galicia, Alejandro López Dobarro, además del presidente de la Federación de Instituciones Españolas del Uruguay (FIEU), Jorge Torres Cantalapiedra, junto a algunos integrantes de la directiva que preside el pontevedrés Ángel Domínguez, aunque éstos se turnaban para atender el bar de la romería.

En la puerta, integrantes de la comisión de damas, vendieron ochocientos tickets a un valor aproximado de 15 euros, a los que se debe sumar los que ya habían vendido algunos directivos de clubes, lo que totalizará una importante suma para ayudar a la atención de los dos centenares de ancianos que viven en el Hogar.

Mientras, en todo el parque había distribuidas mesas y sillas para agrupar romeros que degustaban las carnes, chorizos y ensalada a gusto, otros aprovechaban para visitar a algunos residentes que ya no salen de sus habitaciones.

Un escaso número de residentes participó de la romería, algunos comiendo en sus sillas de ruedas, otros moviéndose por sus propios medios acompañados de algún familiar que vino a hacerle compañía o algún vecino de su aldea que aprovecha la romería para visitarles.

En todos ellos, la alegría se dibujaba en sus rostros, llegando algunos a cantar y bailar, así nomás alzando las manos y pidiendo que le movieran la silla de ruedas al compás de la música.

“Es un día diferente” nos afirmaba Manolo cuyos ojos iluminaban el rostro serio de los años de una emigración que tanto le afectó y que lo ve terminar sus días solo en el Hogar Español.

Los bailes y la música, el canto de coros y la rondalla valenciana que culminó la fiesta antes de que todos salieran a bailar con el “pinchadisco” de turno, fueron el marco ideal para que los romeros disfrutaran con la actuación de las más pequeñas del Centro Gallego, tres niñas de no más de tres años que robaron el corazón a los asistentes, así como también de cada uno de los artistas que llevó de viaje a los espectadores por distintos rincones de la Península Ibérica y las Islas Canarias.

Imposible sería nombrarlos a todos, pero en el reconocimiento al maestro de gaita Carlos González, que le hizo Walter Echnique, por ser quien está dictando clases y dirigiendo grupos en todos los clubes gallegos de Montevideo, quedó demostrado la unión que se está tejiendo desde los jóvenes y que se une a la que clama el Hogar Español para que continúe siendo el símbolo de unidad del colectivo español de Uruguay.

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