El Obradoiro de pandereta, percusión y canto tradicional gallego culminó con un espectáculo en el que casi un centenar de alumnos demostraron lo aprendido. Este taller, organizado en colaboración con la Secretaría Xeral da Emigración, fue impartido por las hermanas carballesas Jeniffer y Adriana Felpete, que contaron con la organización y colaboración total de profesoras y directiva de los centros Alma Gallega y Unión Hijos de Morgadanes, en concreto de Adriana Puoy, Belen Doldán y Carla Manisse, respectivamente.
Jenni confesaba en sus redes sociales que este viaje a al otro lado del Atlántico “fue de aproximadamente 10.000 kilómetros en busca de compartir y ensenar la riqueza de música tradicional gallega en tierras apartadas y me encontré con gente maravillosa”.
Su hermana melliza, Adriana, explicaba a España Exterior que entre sus alumnos tuvieron a “niñas de seis años hasta casi de 90 años”. Entre ellos se encontraron con emigrantes gallegos y descendientes asegurando que “los emigrados el primer día estaban muy emocionadas porque, por ejemplo, en Alma Gallega hay mucha gente de mi zona, de Carballo, de Ponteceso, Laxe, Cabana, y estaban emocionados porque nunca había venido una profesora de esa zona”.
Consultada sobre qué se lleva de esta experiencia, confiesa emocionada que “todo, porque desde el primer minuto que nos fueron a buscar al aeropuerto, durante todos estos días, fue increíble, un trato inmejorable con gente muy cercana y amigable”.
Jenni subrayaba que “cada encuentro en los centros se convertía en una fiesta de la identidad gallega, donde los recuerdos de una Galicia distante cobraban vida a través de las músicas tradicionales”.
Para ellas este viaje, según puntualiza Jenni, “no solo fue una experiencia enriquecedora desde el punto de vista profesional, sino también una profunda conexión emocional con una comunidad que, aunque a miles de kilómetros de distancia, compartimos el mismo amor por Galicia y su cultura”.
La retribución del centenar de alumnos que tuvieron también fue idéntica, el mismo agradecimiento por su amabilidad y su enseñanza, cuyos frutos lo demostraron en el salón de Alma Gallega donde también estuvo la delegada de la Xunta de Galicia, Elvira Domínguez, quien expresó a España Exterior que “los programas de obradoiros tienen una finalidad concreta que es promover la cultura gallega fuera de España y creo que ese objetivo de la Delegación de la Xunta se cumple con creces”.
Afirmó que “las profesoras vienen, no solamente a formar formadores, que es el objetivo principal, sino que también a entusiasmar a las nuevas generaciones”, agregando que “siempre con mucha cantidad de gente, lo que es una prueba más del interés de nuestra colectividad por las tradiciones gallegas”.
Justamente tres de las más pequeñas alumnas, Guillermina, Mila y María Paz, del Valle Miñor y Morgadanes, contaban a España Exterior que les gustaron las clases, “y además las profesoras son galegas”.
Una de ellas es tataranieta de gallegos, otra nieta y la más pequeña nos afirma que “mi madrina es gallega, y yo también soy gallega”.
Las tres fueron contestes en afirmar que “nos gusta tocar la pandereta”, aunque es distinto cuando le preguntamos por cantar: “Yo canto siempre”, pero a veces “tenemos que leer las letras porque no las aprendimos”.
La celebración fue presentada por los presidentes de Alma Gallega, Jesús Rodríguez, y su par de Hijos de Morgadanes, Serafín Alonso, junto a la delegada Domínguez y un público que disfrutó del concierto de principiantes y avanzados que con ‘cunchas’, panderetas y sus voces, recorrieron las aldeas gallegas a más de diez mil kilómetros.
Las hermanas Felpete quisieron hacer extensa el agradecimiento a los “motores de todo esto que son las directivas acompañadas de las maestras de los centros. Ellas son Adriana Puoy y Carla Mannise”, y en especialmente a los “directivos de Morgadanes, Serafín y Álvaro, y también a los de Alma Gallega, Jesús y Esperanza, así como a todos en general”.
La colectividad las acogió y las llevó a recorrer centros como el Patronato da Cultura Galega –donde asistieron al ciclo de cine gallego Mestre Mateo–, a la escuela Cervantes, donde un centenar de alumnos se entusiasmaron con las enseñanzas, y a la escuela pública Galicia donde dialogaron con los alumnos, algunos de los cuales tocan la pandereta, recibiendo también libros del escritor Manuel Losa sobre la historia de la colectividad en Uruguay.