A pesar de los intentos de los soberanistas de vetar al jefe del Estado y los boicots a su presencia en los actos en recuerdo a las víctimas de los atentados de Barcelona y Cambrils del 17 de agosto del año pasado, en los que fallecieron 16 personas y más de un centenar resultaron heridas, los Reyes acudieron al homenaje. Los desplantes independentistas culminaron con unas declaraciones del president de la Generalitat, Joaquim Torra, en las que decía: “Vamos a atacar a este Estado injusto (en referencia a España)”. El Gobierno central restó importancia a las palabras y reclamó lealtad a la oposición, tras exigir PP y Ciudadanos una respuesta a la ofensa de Torra, sin descartar la aplicación del artículo 155 de la Constitución que suspenda la autonomía de Cataluña y cese a su Ejecutivo.
Además, el expresident catalán, Carles Puigdemont, y los exconsellers huidos de España presentaron una demanda civil en Bélgica contra el juez del Tribunal Supremo, Pablo Llarena, en la que se acusa a España de ser un “Estado delincuente”. La tensión no es sólo institucional puesto que se empiezan a registrar enfrentamientos graves entre ciudadanos partidarios y contrarios de la independencia de Cataluña por la utilización de símbolos como el lazo amarillo de los soberanistas en espacios públicos.