Con la ley en la mano

Demasiadas leyes, demasiada corrupción

Por Ricardo Martínez Barros

“Cuanto más corrupta una sociedad, más numerosas leyes”. Lo decía E. Paul Abbey (escritor estadounidense 1927-1989) parafraseando al historiador, cónsul, senador y gobernador del Imperio romano, Tácito, que hace 1900 años ya sentenciaba: “Cuanto más corrupto es el estado, más leyes tiene” . Lo denunciábamos en un artículo anterior (enero de 2014) “…La hemorragia legislativa de este país alcanza la suma de 100.000 leyes y otro tipo de normas , de las que 67.000 son autonómicas…”. ¡¡Cien mil leyes, cien mil corrupciones!!

Pocos “plácemes” va a recibir el Gobierno actual que ha tenido la “desafortunada”  decisión, de cara a la obtención de votos, de perseguir la corrupción, incluso dentro de su propio partido. Le llueven todas las críticas y más que le van a caer, pero las 100.000 leyes y las 100.000 corrupciones no son de hoy, ni de ayer, son de siempre. También el “virtuosismo del populismo” hará que maten al mensajero, al que levanta las tapas de las alcantarillas, al que no ha sabido desprenderse de tanto olor que impregna la atmósfera en donde vive

La imagen exterior que estamos dando no es la de un país perseguidor de la corrupción, sino de un país corrupto Y así, si hubiese que establecer un ranking actualizado de “países más corruptos”, no me cabe la menor duda que el nuestro ocuparía un puesto entre los “top ten”. Enaltecidos por ese “noble privilegio”, me temo que, a partir de ahora, casi todo va ser conducta a perseguir. Si trabajas 16 horas y eres más inteligente y productivo que los demás, ¡cuidado! Pero si no trabajas y te apuntas al paro, también ¡cuidado! Si has ahorrado o has tenido la suerte de heredar, ¡cuidado! Pero si gastas y no tiras de herencia, también, cuidado!  En cualquier caso, siempre serás sospechoso, a no ser que te integres en los Cuerpos de Inspección y Seguridad.

Curiosamente hay un sector, la emigración, en el que resulta muy difícil detectar casos de corrupción ¿Por qué? Porque el emigrante lleva en su “zurrón” una serie de valores y una intencionalidad que dista mucho de los “valores” que usan los corruptos. En aquellos sólo hay ilusión por mejorar en su posición social a través del trabajo y el esfuerzo, pero en éstos sólo hay intención de medrar sin trabajo y con mínimo esfuerzo

Demasiadas leyes, demasiados corruptos para que alguien frene esta hemorragia. Sólo la responsabilidad de unos cuantos y el sentido común de la mayoría permitirá avanzar en todos los frentes que se han abierto. Desde el endurecimiento y proporcionalidad  de las penas en el Código penal (no puede ser que el ladronzuelo de la casa de Bárcenas reciba más castigo que el propio Bárcenas) hasta la puesta en marcha de un sistema de selección para elegir a los que toman decisiones (e incluyo al Poder Judicial) no va a ser tarea fácil de administrar. Es mucho lo que queda por “limpiar”. Lo sabemos. Sin embargo hay una cierta esperanza que permite atisbar que la línea emprendida es la adecuada ¿Cómo? Dejando que los profesionales hagan su labor. Impidiendo que los corruptos hagan nuestras leyes, y encargándoselas a los profesionales y afectados del sector. Habrá, posiblemente, menos leyes; pero, seguro, que habrá también menos corruptos.