El president de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonès, que pertenece a Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), cesó el pasado 28 de septiembre al vicepresidente Jordi Puigneró, de Junts, por pérdida de confianza al no avisarle de que esa formación iba a exigirle una moción de confianza ante la falta de avances en el proceso soberanista y la negociación con el Gobierno de España.
Junts consideró el cese un error histórico y abandonó el Govern tras poner en manos de sus 6.465 militantes la decisión, que votaron por un 55,7% a favor y un 42,3% en contra. Los herederos de la antigua Convergència, azudados por el expresident de la Generalitat huído de la Justicia española, Carles Puigdemont, rompieron así con ERC cuestionando la legitimidad del Ejecutivo en lo que supone el final de la unidad separatista, una década después.
Esquerra gobernará ahora en solitario pese al ofrecimiento de los partidos de la izquierda, el PSC y En Comú Podem, de quienes precisará de apoyo puntual para aguantar el resto de la legislatura. Pere Aragonès anunció la remodelación del Govern al que incorpora como consellers a antiguos cargos del PSC, CiU y Podemos e incluye a Meritxell Serret, huida y procesada por el referéndum independentista ilegal del 1-O.
Precisamente, días antes, se conmemoró el quinto aniversario de la consulta ilegal del 1 de octubre, marcado por la división de los independentistas en la celebración, y del discurso posterior del Rey Felipe VI condenándolo.