El arzobispo de Santiago de Compostela, Julián Barrio Barrio; el profesor y estudioso de la ruta jacobea Paolo Caucci von Saucken; la hospitalera del albergue de peregrinos de Fisterra, Begoña Valdomar Insua; la Asociación Discamino y, a título póstumo, el primer comisario del Xacobeo en 1993, José Carro Otero, recibieron el pasado 24 de julio en el Museo Centro Gaiás de la Cidade da Cultura de Santiago de Compostela la Medalla de Ouro de Galicia, la más alta distinción que otorga la Administración autonómica a aquellos que trabajan al servicio de Galicia, y que contribuyen a hacer más grande, si cabe, la Comunidad. Cuatro personalidades y una entidad que han dedicado su vida íntegra al Camino, a engrandecer una joya como ninguna en el mundo, que atraviesa el tiempo, las culturas y las nacionalidades.
Por su contribución y promoción del Camino y también por estar al frente de la restauración de la Catedral, fue galardonado el arzobispo de Santiago desde el año 1996, Julián Barrio Barrio. Mientras que el gran maestro del Camino, Paolo Caucci von Saucken, recibió la condecoración por sus reconocidos estudios a nivel internacional sobre la Ruta Xacobea, estando veinte años al frente de su Comité de Expertos, y por la gran pasión reflejada en sus numerosos ensayos.
La responsable del albergue de peregrinos de Fisterra, Begoña Valdomar, que también es responsable de Hospitalidade en la Asociación Galega de Amigos do Camiño recibió la Medalla de Galicia en nombre de los miles de hombres y mujeres que, desinteresadamente, atienden a diario en los albergues de la Comunidad a los peregrinos. Y el aplauso más emotivo del acto fue para la Asociación Discamino, que recibió la Medalla de Ouro por “su labor diaria para facilitar a las personas con discapacidad su peregrinación a Compostela y que puedan disfrutar de la ruta”.
Finalmente, y a título póstumo, se reconoció el trabajo como primer comisario del Xacobeo, en el año 1993, del doctor José Carro Otero. Su hija, Susana Carro Varela, la recibió en su nombre.
El acto de entrega de medallas se cerró con el discurso del presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, que aseguró que “el Camino de Santiago es la gran aportación de Galicia, sin duda, a la cultura universal”. Así de categórico se pronunció y explicó que “el Camino es un monumento vivo que no se contempla, se experimenta, se siente y se transmite”. Por ello, aseguró el titular del Gobierno gallego que “cada peregrino puede considerarse artífice del milagro de la ruta xacobea, junto a todos aquellos que lo precedieron”.
“No es casual que Galicia sea origen y destino del Camino”, subrayó, pues los gallegos son un pueblo en sintonía con los cambios que surgen a lo largo de la Historia, a los que, tal y como afirmó, no tienen miedo, sino que les tienden la mano por encima de cualquier frontera. “No fuimos, ni somos, ni seremos un país cerrado”, aseveró. Evocando a los estudiosos de la Xeración Nós, recordó esa idea motriz de que “Galicia es una célula de universalidad”.
“Galicia aspira a incorporar a gentes y culturas, huyendo del aislamiento empobrecedor, aúna la identidad para multiplicar con fuerza”, aseguró Rueda. Asimismo, reivindicó la unión como “parte fundamental de la tradición Xacobea”. “La unión es una proclama constante del galleguismo”, reafirmó.
Asimismo, comparó Galicia con un peregrino, ya que, explicó, “igual que hace el peregrino que emprende la ruta a Compostela, Galicia es una peregrina por la historia que comparte inquietudes y objetivos con los pueblos hermanos”.
Rueda también tuvo palabras de recuerdo para las personas que estos días “vieron calcinadas sus casas” por la “virulencia extraordinaria e indiscriminada” de los incendios forestales y recordó a las víctimas del accidente ferroviario de Angrois, ocurrido hace nueve años este mismo 24 de julio.
El titular del Gobierno gallego concluyó que “unidos somos más Galicia” y manifestó que “juntos en el camino” se superarán “las dificultades que tengan que venir”.