Con la Ley en la mano

¿Quién es el CEO de la emigración?

Por Ricardo Martínez Barros

Ricardo Martínez Barros.

CEO es el acrónimo de Chef Executive Officer (Director Ejecutivo). El mundo empresarial actual ya no tiene directivos y creo que dentro de poco, con la robótica, tampoco va a tener empleados; pero sí tiene CEOs Y esto se contagia a los estados. Fíjense en Venezuela que, con un 30% de empleados-votantes, casi iguala al número de CEOs de su Gobierno. De manera que no es aventurado pensar que muy pronto sólo habrá CEOs que ya no necesitarán votantes que les elijan, y así ya dejaremos resuelto ese denostado problema del “voto rogado”, que cada vez se hace más “rogado” y más “robado”.

¿Quién es el CEO de la Emigración? Sinceramente yo no lo sé, y es posible que no exista tal CEO, como tampoco existe un culpable del COVID-19, ni de las crisis sanitarias y financieras. Los CEOs tiene la rara habilidad de escabullirse, como las cucarachas, cuando aparece la luz, pero están en todas partes. Ni tan siquiera Diógenes, con su fina pituitaria y su aguda visión, enriquecida por la luz de su candil, sería capaz de encontrarlos. Tal vez rebuscando en los tipos penales de nuestro Código sea posible atisbar por donde pululan: “…Los que, prevaliéndose de su situación mayoritaria…impusieren acuerdos abusivos, con ánimo de lucro propio o ajeno, en perjuicio de los demás socios…” (art. 291). Y un poco más adelante: “…Los (CEOs) que, sin causa legal, negaren o impidieren a un socio el ejercicio de los derechos de información, participación en la gestión o control de la actividad…” (art. 293) serán castigados con la pena de prisión…, pena de multa…, respectivamente.

No, no pongamos en el punto de mira de nuestra espingarda a esos abnegados funcionarios y trabajadores que día a día resuelven complejos problemas de nuestros emigrantes. Y tampoco a aquellos que, desde cada comunidad autónoma, redoblan esfuerzos para paliar el escaso campo competencial que permite la vigente Constitución (art. 42), porque es el ESTADO el que viene obligado a “velar ESPECIALMENTE por la salvaguardia de los derechos económicos y sociales de los emigrantes españoles…”.

¿Quién es el Estado? L´Etat, c´est moi (el Estado soy yo), repetía una y otra vez el gran Rey Sol (Luis XIV) a todos aquellos que osaban discutir sus decisiones o su política absolutista. Las hojas de la Historia son mantras que se repiten No desgastemos nuestras energías en fustigar medidas y promesas localistas y partidistas, porque la respuesta, como ya profetizaba Bob Dylan, está en el viento. Y mientras los vientos no cambien y barran a estos CEOs que sólo fabrican negros nubarrones para una emigración que merece algo más que la constante persecución de una Agencia Tributaria o el desprecio de una clase política que mima más a los extraños que a los propios, poco o nada se puede hacer, porque, no nos olvidemos, la emigración ya no es un problema de Estado, sino un gravísimo problema de los Estados ¿O no?

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.