Con la Ley en la mano

Primum vivere deinde philosophari

Por Ricardo Martínez Barros

Ricardo Martínez Barros.

Esta vieja expresión latina atribuida a Hobbes (“primero vivir y después filosofar”) no se acomoda muy bien a esas actuales tendencias ideológicas construidas desde los pies que se asientan y transitan sobre plataformas de fitness, en las que abundan las cintas multifuncionales, los rack de musculación, las bicicletas elípticas y las mancuernas.

Se nos invita a que seamos verdes y ecológicos, enchufemos nuestros aparatos en sistemas de energías renovables, amemos los coches eléctricos, odiemos las carnes de las macrogranjas y despreciemos a los que matan a los pollos para que sus alitas, al estilo Kentucky Fried Chicken, sirvan de alimento a seres innominados que frecuentan esas grandes cadenas de “comida-usura”. Y de paso se nos aconseja que seamos feministas, encontremos las bondades de los sistemas que nacen en las estribaciones de los Urales o frente a Isla Margarita, y proclamemos el amor y la paz universal.

Y mientras tanto el hambre y la miseria se apodera de una creciente muchedumbre que se aferra a su Instagram y se consuela con la discusión sobre quién es el mejor futbolista de la historia. Quizás los actuales movimientos de resiliencia pueden superar esta catarsis filosófica y metafísica que invade nuestras vidas. Pero la realidad es que muchos seres están teniendo problemas de alimentación.

Qué metafísico estás, Rocinante, le decía Babieca a su congénere.

Es que no como, contestaba el bueno del corcel del Quijote.

PRIMERO VIVIR, Y DESPUÉS FILOSOFAR.

Los emigrantes españoles, los antiguos y los nuevos, no se van de España por un afán telúrico de viajar (que también) o para preservar al mundo de los pedos de las vacas y combatir la maldad y egoísmo de las multinacionales, se van principalmente porque necesitan comer, crecer en su profesión o en su actividad y perfilar un futuro más amable y colmado que el que aquí tienen. Está muy bien ocuparse de que vivamos en un mundo mas verde, ecológico y sano, pero el recibo de la luz no se paga con la metafísica o la filosofía, de momento. El legislador actual está más preocupado por atender la “voz de su amo” (el Ejecutivo) que las necesidades de los que le han votado. Así no se puede vivir, ni tan siquiera filosofar. Sólo se puede esperar. Pero eso tampoco sirve para pagar el recibo de la luz o el cambio de coche.

¿Qué hacemos?

Quizás la respuesta haya que buscarla en el viento…

(*) Fundador del Despacho Martínez Barros en Vigo, uno de los más prestigiosos y grandes de Galicia, formado por abogados gallegos. Director de los servicios jurídicos del R.C. Celta y Vicepresidente en su día. Persona ligada a la emigración con más de 1.500 artículos publicados en varios medios.

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