El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, viajó el 24 de febrero a las localidades francesas de Colliure, Montauban y Argelès-sur-Mer para rendir homenaje a las figuras de Antonio Machado y Manuel Azaña y, con ellos, a cientos de miles de compatriotas que atravesaron la frontera camino del exilio tras la Guerra Civil. “Hoy estoy aquí para recordarles a todos en nombre de España”, dijo Sánchez en el discurso de su visita, con la que quiso rendir homenaje a la democracia española.
El presidente visitó los sepulcros de Antonio Machado y Manuel Azaña, en ambos guardó un minuto de silencio y descubrió una placa para “dejar allí el nombre de España y el respeto de su patria, que un día les fue negado”. Los dos murieron en Francia, lejos de su tierra. Sánchez recordó la defensa de la libertad y de la democracia española y los valores de tolerancia y rechazo a los modelos totalitarios, que encarnan estas dos figuras: “Dos personas dialogantes, cultas, creativas, pacíficas y sensatas, que cualquier país decente habría querido tener entre sus ciudadanos”, subrayó. “España nunca ha renunciado a su libertad”, la España “unida, diversa, democrática, tolerante y en continuo progreso con la que soñó Azaña”, señaló el jefe del Ejecutivo.
El presidente visitó también el Cementerio de los Españoles en Argelès-sur-Mer y la zona en la playa donde estaba situado el antiguo campo de refugiados en el que, al finalizar la Guerra Civil española, decenas de miles de republicanos que cruzaron la frontera fueron confinados y para los que el presidente tuvo también palabras de recuerdo: “Europa llegó a existir por todos ellos”.
Sánchez, que viajó acompañado de familiares de Machado y Azaña, alentó a “volver la vista atrás” y recordar los cientos de miles de exiliados españoles que “tuvieron que romper sus vidas por el fanatismo y la brutalidad”. Ante ello, “no cabe mirar a otra parte”, dijo Sánchez, recordando uno de los últimos textos que Antonio Machado escribió, un prólogo para cuatro discursos de guerra de Azaña. En este texto, afirmaba que “no había lugar para la indiferencia, no cabe pensar que el antisemitismo, la homofobia, la xenofobia y el nacionalismo excluyente son pequeños vientos sin importancia que se apagarán solos”. “Hay que honrar la libertad abrir las fronteras y crear puertos hospitalarios. Esa es la idea de Europa”, subrayó.
Tributo a las mujeres
En su discurso, Sánchez tuvo un especial recuerdo a “algunas de las mujeres más valiosas de la España de aquel tiempo” que marcharon al exilio y pasaron por Francia o se instalaron en ella: Victoria Kent, Rosa Chacel, Ernestina de Champourcín, Concha Méndez, María Zambrano, Margarita Nelken, Dorotea Barnés, Remedios Varo o Federica Montseny. Mujeres a las que acompañaron miles de mujeres anónimas, “mujeres valientes, admirables y combativas”, dijo Sánchez, que “son un ejemplo para todos” en la lucha por la igualdad.
El presidente quiso destacar también las palabras del discurso que pronunció Manuel Azaña el día en el que se cumplían dos años del inicio de la Guerra Civil, y que hoy día figuran sobre su sepulcro: paz, piedad, perdón. Un mensaje, dijo, “que debemos repetir incansablemente”, ahora que el testigo está en manos de nuestra generación.
Yo fui una d esas niñas que crucé la frontera a Francia por Bajet-Lamanere. Me perdí tres días de mi familia, y mi mamá me encontró ya en Francia. Deseo que nunca más se vuelva a repetir una guerra entre hermanos. Escribí mis memorias. «El éxodo de una familia malagueña en la guerra civil», publicado por el Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga en 2009. Lo presenté en el Ateneo de Málaga. Actualmente vivo en la ciudad de México, a donde llegamos mi familia y yo exiliados en 1939.