En el primer día de luto oficial en España por el fallecimiento del Papa Francisco, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, compareció tras el Consejo de Ministros del 22 de abril para anunciar la aprobación de un paquete de medidas sobre defensa y seguridad: el plan de rearme aprobado por su Ejecutivo para cumplir en 2025 con el objetivo del 2% del gasto en defensa del Producto Interior Bruto (PIB) impuesto por la OTAN. Concretamente avanzó una inversión adicional de 10.471 millones de euros para seguridad y defensa para llegar a dicho objetivo este año, una meta que el Ejecutivo había propuesto alcanzar en 2029.
Sánchez aseguró que el objetivo del plan, que remitirá a Bruselas para que sea evaluado por la UE y por la OTAN, es garantizar la seguridad del país y “consolidar a España como un miembro “central y fiable” y defendió la necesidad de este plan “en un contexto geopolítico y económico en plena ebullición”. “Si me hubieran preguntado hace años sobre las prioridades de inversión de mi gobierno en seguridad y en defensa”, explicó, “es evidente que mi respuesta habría sido distinta, pero eso no es porque nuestros valores y objetivos hayan cambiado, es porque el mundo lo ha hecho”, zanjó.
Todos los partidos políticos, salvo el PSOE, rechazaron el plan de Sánchez, bien por el contenido o bien por las formas empleadas. Sumar dejó claro que no comparte esta medida que habría tomado la parte socialista del Gobierno y Podemos fue el partido que se pronunciado con más virulencia ante esta decisión. Las formaciones independentistas y de izquierda también mostraron su contrariedad y su oposición.
Mientras que el PP pidió que el Congreso pueda votar este incremento y que se traiga dentro de un proyecto de Presupuestos Generales del Estado.
Por último, el Gobierno anunció que rescinde un contrato de compra de armas a Israel, por la presión de los socios del Gobierno Sumar e IU, aunque posteriormente se supo que España adjudicó hasta 46 contratos a Israel desde que comenzó la guerra de Gaza.