Integrantes de la Asociación Uruguaya de Amigos del Camino de Santiago y nuevos caminantes unieron los dos mojones existentes en Montevideo partiendo desde la planta José Añon de la empresa Cutcsa hasta la plaza Galicia en la costanera del Río de la Plata.
En junio del año pasado, España Exterior publicaba la historia del que fue el primer mojón del Camino de Santiago en Montevideo, más precisamente en la planta José Añón de la empresa Cutcsa, que este emigrante de Laracha fundó hace 85 años junto a otros españoles, italianos y criollos, y que con el tiempo se transformó en la compañía de ómnibus urbanos con más unidades de toda América.
Esta publicación fue recogida por la presidenta de la Asociación Uruguaya de Amigos del Camino de Santiago, Adriana Fernández, quien se sintió tan sorprendida como el resto de los socios, ya que no conocían la existencia en los jardines de la planta de Cutcsa de un mojón especial que indica a los trabajadores de esta empresa la distancia a la que se encuentra la tierra que los vio nacer a ellos o a sus padres y los escudos de las cuatro provincias gallegas en cada uno de sus lados.

Así surgió la idea de unir este mojón con el que ha colocado la Xunta de Galicia en la plaza de Galicia a orillas del Río de la Plata. A las diez de la mañana, cuando todos los que participarían se reunieron junto al mojón, Adriana Fernández, presidenta de la Asociación, agradeció al presidente de Cutcsa, Juan Salgado, “por haber participado y respaldado” esta peregrinación, que inclusive le llevó a “conducir un ómnibus para desandar el camino llevando a los que así lo quisieran, nuevamente al punto de partida”.

Asimismo, Fernández mencionó a una conductora-cobradora de la empresa, Carmen Couselo, como “quien más trabajo” en la concreción de este nuevo recorrido del Camino de Santiago en la capital uruguaya, en el que participaron, además de los socios de la asociación, muchos integrantes de la compañía fundada por Añón, donde hasta niños se integraron al grupo que camino diez kilómetros en total.

La llegada fue en una tarde fría caminando por la rambla de Montevideo, a orillas del Río de la Plata, el mismo que desde hace siglos amansó sus aguas para que descendieran miles de emigrantes españoles en sus puertos y que hoy en la plaza de Galicia, con el busto de Rosalía de Castro mirándolo, tiene plantado el último mojón del Camino de Santiago, a cuyo alrededor todos los peregrinos posaron para la foto.