La transferencia del conocimiento del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) a Terras Gauda ha situado a la bodega de O Rosal como un referente en I+D+I del sector vinícola. Desde su fundación en 1989, ha apostado por la investigación para incrementar la singularidad de sus vinos y marcar todavía más su tipicidad, destacando las características diferenciadoras al extraer todo el potencial de las variedades autóctonas. En las dos últimas décadas, en colaboración con la Misión Biológica de Galicia-CSIC, ha sido pionera con diferentes proyectos, como el de selección clonal de uva Albariño.
Disponer de una levadura ecotípica exclusiva, extraída del propio viñedo y patentada con el CSIC en 2008, ha propiciado que se refuerce de modo natural el carácter varietal y los aromas frutales manteniendo y mejorando la calidad en todas las añadas con independencia del clima y la cosecha. La calidad sensorial es otro de los matices claramente distintivos de los vinos de Terras Gauda. La patente de manoproteínas sobre lías de Albariño (2010) mantiene el objetivo de poner en valor la tipicidad de la variedad autóctona de Galicia y su percepción en boca.
En la exposición ‘La Vid, el Vino y el CSIC. Dos siglos de investigación’, que acoge el Pabellón Villanueva del Real Jardín Botánico de Madrid hasta el próximo 31 de diciembre, uno de los 100 paneles hace referencia al último proyecto desarrollado por Bodegas Terras Gauda y el Grupo de Vitivinicultura de la Misión Biológica de Galicia-CSIC, cuya directora es la doctora Carmen Martínez, comisaria de la muestra.
Científicos del CSIC han extraído aceites a partir de las semillas de uva de 3 variedades autóctonas que cultiva Terras Gauda (Albariño, Caíño Blanco y Loureiro), demostrando que presentan distintas concentraciones de vitaminas E, ácidos grasos del tipo Omega 3 y compuestos fenólicos denominados proantocianidinas, con potenciales efectos anticancerígenos, antimetastásicos y que también actúan de forma favorable en patologías como la diabetes. A nivel organoléptico, se ha comprobado que existen grandes diferencias en cuanto a aromas, sabor y color del aceite en función de la variedad de la que procedan las semillas.
Este trabajo ha cumplido el fin del aprovechamiento y revalorización de los residuos resultantes en el proceso de elaboración del vino, a la vez que se obtiene un producto con alto valor añadido que contiene compuestos bioactivos beneficiosos para la salud humana y se sientan las bases para su posible comercialización.
Con la participación de 29 centros de investigación del CSIC y la colaboración de nueve bodegas pioneras en su apuesta por la I+D+i: Bodegas Terras Gauda, Grupo Estévez, Abadía da Cova, Vega Sicilia, Freixenet, Herederos del Marqués de Riscal, Lustau-Grupo Luis Caballero, Borsao y Alto Moncayo, y la Plataforma Tecnoloógica del Vino, ‘La Vid, el Vino y el CSIC. Dos siglos de investigación’ tiene como objetivo convertirse en punto de encuentro entre investigación, sociedad, industria, gastronomía y cultura.
Cada una de las bodegas apadrina una variedad de vid española, productora de vinos de alta calidad, en diferentes zonas vitícolas del país. Terras Gauda apadrina el Albariño, que está representada por una reproducción en resina a escala real de la variedad, en el apartado denominado ‘La vid ejemplo de biodiversidad’. Solo son siete variedades reproducidas en resina y 2 son de Galicia (Albariño y Mencía).
Una bodega referente en I+D+i del sector vinícola

Inauguración de la exposición ‘La Vid, el Vino y el CSIC. Dos siglos de investigación’, en la que participa Terras Gauda, en Madrid.

El presidente del Grupo Terras Gauda, José Mª Fonseca Moretón, y el director técnico Emilio Rodríguez Canas, en el acto.