Un vigilante del Centro Gallego de Buenos Aires falleció tras recibir un disparo en la cabeza de parte de un compañero de trabajo

Un empleado del Centro Gallego de Buenos Aires que trabaja como vigilante fue herido gravemente en la cabeza por un disparo de arma de fuego que recibió de parte de un compañero de trabajo en la mañana del sábado 30 de mayo y finalmente falleció el domingo 31.

Según declararon algunos testigos del suceso que todavía está sin aclarar, la víctima, Luis Herrera, de 50 años, fue atendido inmediatamente por los médicos del sanatorio e internado en terapia intensiva poco después de llegar al hospital de la centenaria institución, en donde cumple funciones como personal de seguridad. Apenas haber fichado su ingreso, recibió el disparo de parte de un compañero que estaba manipulando su arma, una pistola calibre .22, siendo asistido en estado grave.

Personal de la comisaría sexta de la Policía Federal, que detuvo al portador del arma, comenzó una investigación para determinar si el disparo fue accidental o intencionado. Cabe aclarar que los empleados que trabajan como personal de seguridad del Centro Gallego no están autorizados a portar armas de fuego para desempeñar sus funciones.

El responsable de la intervención del Centro Gallego por parte del Inaes, Carlos La Blunda, informó en declaraciones exclusivas a España Exterior sobre las últimas novedades de este caso. Confirmó que la víctima falleció el domingo 31 de mayo por la tarde y aclaró que ambos trabajadores realizaban tareas de control pero no de seguridad, ya que ese rol le corresponde a la Policía Federal, y que por lo tanto no están autorizados para portar armas dentro de la institución.

Basándose en los testimonios brindados por algunos testigos del hecho, manifestó: “El agresor, que estaba en la guardia y mantuvo un intercambio de palabras con la víctima, pero no de manera agresiva, tenía un arma, le apuntó a la cabeza y disparó, aunque luego explicó que pensó que la pistola no estaba cargada. Él mismo llamó a la policía, que llegó en diez minutos”.

La Blunda, destacó el trabajo policial: “Apenas llegaron aislaron toda la zona, le tomaron declaración a cuatro testigos, y se llevaron copias de las cámaras de seguridad”, explicó, y concluyó: “El caso ahora está en manos del fiscal, aunque presumo que el agresor va a tener una pena bastante prolongada porque, cataloguen como cataloguen el hecho, esto ha sido un homicidio”.