Tombet, gazpacho y joyas artesanas para Michelle y Sasha Obama

Los Reyes caminan rodeando a Michelle Obama, Sasha y la Princesa de Asturias.

El pasado 8 de agosto, la Familia Real recibió la visita de la esposa del presidente de Estados Unidos, Michelle Obama, junto a su hija pequeña, Sasha; que pasaron unos días de sus vacaciones en Andalucía. Los Reyes, acompañados por la Princesa de Asturias -el Príncipe Felipe estaba recién llegado a Madrid tras asistir a la toma de posesión del nuevo  presidente de Colombia, Juan Manuel Santos-, recibieron a la primera dama de los Estados Unidos y a su hija Sasha en el Palacio de Marivent, donde les ofrecieron un almuerzo.Al concluir el almuerzo se incorporaron al encuentro la Infanta Doña Elena y sus hijos Felipe Juan y Victoria Federica. En el recibimiento, el Rey saludó en primer lugar muy afectuosamente a la primera dama, que saludó a continuación a Doña Sofía y a la Princesa de Asturias, mientras los Reyes hacían carantoñas a Sasha.El almuerzo que disfrutaron estaba compuesto por tombet, elaborado con los mediterráneos berenjenas y aceite de oliva y los americanos tomates, pimientos y patatas.

A continuación, degustaron un gazpacho para cerrar con rodaballo, todo regado con vinos de la Península. Michelle Obama llegó a Marivent en un Chevrolet blindado escoltado por el servicio secreto estadounidense. Todos los coches de la comitiva fueron enviados a la isla hace tres días para hacer un servicio de apenas 20 kilómetros: dos veces la distancia que separa Marivent de la base aérea de Son Sant Joan, donde aterrizó el Air Force Two en el que viajó a España.Como es habitual en estos casos, los Reyes entregaron unos regalos a las visitantes. El Rey obsequió a la esposa del presidente de los Estados Unidos con unas semillas de plantas hortícolas y frutales españolas con el fin de que las pueda cultivar en su huerto de la Casa Blanca. La Reina les regaló varias cruces de Calatrava en plata así como otras joyas de la artesanía balear. La pequeña Sasha también se acordó de las infantas Leonor y Sofía, a las que les llevó unos cuantos peluches, que Doña Letizia prometió entregar a las niñas en la Zarzuela.