El escritor portugués José Saramago abandonó para siempre la isla de Lanzarote, donde fijó su residencia en 1993 y murió a los 87 años, para ser incinerado en su país, Portugal. Fue “la despedida definitiva de José Saramago de la isla de Lanzarote”, según dijo su viuda, la española Pilar del Río a los alcaldes de Tías y Haría, José Juan Cruz y José Torres Stinga, a su llegada a la capilla ardiente del escritor portugués, instalada en la biblioteca de la sede de la fundación a la que daba nombre, informó EFE.
Entre aplausos, el féretro del escritor portugués fallecido el 18 de junio abandonó la capilla ardiente que se instaló en la Biblioteca ‘José Saramago’ de Tías para ser conducido hasta el Aeropuerto de Lanzarote y emprender su viaje a Lisboa, donde fue incinerado. La vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, asistió en Lisboa al funeral.