Rivero considera que el Gobierno no ha estado a la altura en la protección de los españoles en Venezuela

El presidente isleño visitó las sedes de Coalición Canaria en Caracas, Valencia y Barquisimeto

Paulino Rivero mantuvo un encuentro con la prensa en un céntrico hotel de Caracas.

Como una visita política calificó Paulino Rivero Baute, presidente del Gobierno de Canarias, su corta estadía en Venezuela durante el último fin de semana. Venezuela es el país donde se concentra el mayor número de población isleña residente en el exterior, más de 51.000 ciudadanos, de acuerdo al  Censo Electoral de Españoles Residentes en el extranjero (CERA). De ahí la importancia de su participación en los próximos comicios a celebrarse en la comunidad autónoma canaria
La prensa hizo amplio eco de la visita de Paulino Rivero, y las preguntas más reiteradas estaban enfocadas a conocer las gestiones que el Gobierno de Canarias ha hecho a favor de los  ciudadanos isleños cuyas tierras han sido invadidas o expropiadas en Venezuela. De más de 100 casos, apenas siete han sido indemnizados.
El presidente canario aclaró que en España, de acuerdo a la Constitución, las competencias de la diplomacia y las relaciones exteriores solo competen al Estado y las comunidades autónomas no tienen ninguna ingerencia, enfatizando: “El Estado español no ha estado a la altura de las circunstancias”.
Reconoció que Venezuela como Estado soberano tiene la capacidad para promulgar las leyes que consideré necesarias y oportunas, y deben respetarse. “Eso debemos respetarlo, ahora bien,  las propiedades que estén probadas deben ser indemnizadas como corresponde”.
En Venezuela existe una fuerte corriente de opinión que alega que el Gobierno español está más interesado en sus relaciones comerciales con el país, que en defender los derechos de sus ciudadanos, muchos de ellos con doble nacionalidad.
Paulino Rivero considera que es importante que se mantenga la relación amistosa entre España y Venezuela, aunque agregó: “Las relaciones amistosas entre los países son también relaciones de respeto, de lealtad y de defensa de los intereses de los ciudadanos de ambos países. Es muy duro y difícil admitir que personas que lo dieron todo, absolutamente todo, y que con el sudor de su frente fueron capaces de poner en producción tierras que en un principio no eran nada, y que la mayor parte de ellos están en la recta final de sus vidas, hoy vean afectadas sus tierras y sus propiedades sin obtener la compensación económica prevista en las leyes. Esto no es admisible”.