Sus textos literarios son un retrato fiel y crítico de las tierras y hombres de su Castilla natal, además de un alegato en favor de la naturaleza y de la armonía entre el hombre y el medio natural. Viajero, cazador, pescador y amante de la naturaleza, Miguel Delibes nació el 17 de octubre de 1920 en Valladolid. Tercero de los ocho hijos del matrimonio formado por Adolfo Delibes, profesor y director de la Escuela de Comercio de Valladolid, y María Setién, burgalesa de origen, estudió en el colegio de La Salle y posteriormente las carreras de Comercio, Derecho y Periodismo (Escuela Oficial de Madrid). Entre los numerosos galardones recibidos por Delibes a lo largo de su carrera figuran el Premio Nadal (1947) por La sombra del ciprés es alargada, el Nacional de Literatura (1955) por Diario de un cazador. En 1982 compartió el Príncipe de Asturias de las Letras con Gonzalo Torrente Ballester y en 1993 ganó el Premio Cervantes. Delibes recibió en noviembre pasado la Medalla de Oro de Castilla y León en su domicilio de Valladolid, que le fue impuesta por el presidente de esta comunidad autónoma, Juan Vicente Herrera, quien definió al escritor como “el patriarca de las letras españolas”.
En sus obras, no solo se ocupó del hombre desde la infancia (El príncipe destronado) y la adolescencia (El camino) sino también de la promoción de la mujer (Cinco horas con Mario) y abordó los valores de la familia (Mi idolatrado hijo Sisí). Delibes, maestro de la narrativa del siglo XX, y autor de ‘Diario de un emigrante’ no se olvidó de los más desfavorecidos (Los santos inocentes); ensalzó la sabiduría del mundo rural (El disputado voto del señor Cayo); y apeló a la concordia con quienes piensan distinto (El hereje). También fue un destacado periodista y fue director del diario El Norte de Castilla.