Con la Ley en la mano

Protejan ‘preferentemente’ a los mayores

por Ricardo Martínez Barros

Ricardo Martínez Barros.

Al actual Presidente del Gobierno español le vive su padre, mayor de 90 años, ejemplar magistrado y excepcional persona que sacrificó, quizás, el acceder a la más Alta Magistratura (aunque ejerció durante muchos años como Presidente de la Audiencia Provincial de Pontevedra) para estar al lado de sus hijos y prepararlos para el futuro (todos ellos Registradores de la Propiedad, excepto uno que es Notario).

Ahora mismo los hijos y nietos de aquellos padres y abuelos, respectivamente, tenemos la obligación de compensar a nuestros mayores y, egoístamente, satisfacer nuestro futuro, fijando unas “bases legales” que protejan la debilidad de unas edades que, por naturaleza y por el propio devenir de los acontecimientos, se hallan expuestas a una serie de amenazas y responsabilidades que sobrepasan los límites exigibles en un contexto normal.

Como abogado estoy comprobando, de forma alarmante, cómo nuestros mayores están siendo sometidos, cada vez más, a situaciones extremas que tienen que soportar debido una falta de adopción de medidas o por una falta de previsión, al no haber asumido, previamente, que, de la misma forma que se protege al menor, a la mujer maltratada…ha de arbitrarse una protección especial para aquellos supuestos en los que nuestros mayores están más expuestos al engaño, a la extorsión, a la coacción.

El caso de las “preferentes” que ha golpeado, de forma tan indigna y ruin, y “preferentemente” a los ahorros de nuestros padres y abuelos, se ha producido porque no hubo ni protección, ni control, ni inspección, antes por el contrario, tengo mis sospechas de si las “instrucciones” que se dieron iban dirigidas precisamente para “aterrizar” en las cuentas de nuestros mayores, pues la estadística me dice que son los más afectados por este problema.

También estoy comprobando, con estupefacción, cómo han aumentado, en progresión geométrica, los casos en los que ciertos desalmados “se acercan a personas mayores”, les ofrecen protección y cobijo, y a los pocos meses, a veces días, los llevan a un Notario para que otorgue una escritura en la que todo o gran parte del patrimonio queda en manos de esos desaprensivos, a cambio de cuidado y protección. Suelen elegir a victimas que están en una situación de aparente desatención, y que presentan síntomas de debilidad mental, sin alcanzar el grado de incapacitación. Procuran no llevarlas a Centros médicos, de forma periódica, para que no quede constancia del Historial Médico, ante una posible y futura investigación que puedan hacer los herederos de la víctima.

¿Qué hacer en estos casos? ¿Qué medidas adoptar…? Esto es como lo de la “crisis”, hace años ¿qué medidas se adoptaron si previamente no se asumía que había crisis? De manera que, primeramente, hay que aceptar que existe una gran desprotección para estos colectivos, segundo, que estos colectivos son los que más están sufriendo los ataques de un Sistema que no ve el problema, y tercero que cualquier medida que se vaya a adoptar debe contemplar el previo análisis y estudio conjunto con los que sufren el problema. Sólo así podremos avanzar hacia una sociedad más justa y racional.

Desde aquí sólo podemos alertar sobre algo que palpamos, vivimos, sentimos día a día. Y ya no queremos mencionar esa realidad patente de ver cómo son los abuelos los que ahora están tirando de la economía, privándose de sus ahorros y de sus pensiones para alimentar a sus hijos y nietos que no tienen trabajo. Bonita y triste historia que ha de hacernos reflexionar para ver si lo hemos hecho bien o lo estamos haciendo bien. Me da la sensación que algo falta. Tal vez, el sentido común? No lo sé. Pero algo tenemos que hacer para proteger “preferentemente” a los que antes y también ahora nos siguen protegiendo.