PP y PSOE piden cambios en la Loreg para facilitar la participación de los residentes en el extranjero

Instaurar el voto electrónico y crear una circunscripción propia para los emigrantes son las principales propuestas

El secretario xeral da Emigración de la Xunta de Galicia, Santiago Camba, manifestó que «hay que facilitar el voto a los ciudadanos gallegos y este sistema de voto es complejo». Camba se hizo eco de las innumerables quejas que se han recibido y que han sido expresadas por los residentes en el extranjero, tanto gallegos como del resto de España, por un sistema excesivamente complicado y excesivamente dependiente de los sistemas de correo y de unos plazos demasiado escasos.

Camba matizó que esto no quiere decir que se desmarque de la reforma de la Loreg que fue consensuada por ‘populares’ y socialistas. En este sentido indicó que la reforma va más allá del voto exterior y que su partido tuvo que aceptar unas cosas para conseguir otras. «Hay mucha gente en el exterior molesta» con una ley que «restringe demasiado el voto exterior», manifestó.

Santiago Camba apunta que tal vez la solución no sea cambiar de nuevo la ley sino tratar de explotar todas las posibilidades que ofrece la actual legislación para facilitar la participación de los emigrantes. En concreto, explica que habrá que emplear las nuevas tecnologías para que los emigrantes no se vean imposibilitados a ejercer su derecho.

Desde el PSOE señalaron también que la caída de la participación es excesiva y se atribuye al «enfado» por el requisito del voto rogado o a la falta de información sobre el nuevo sistema entre los electores de más edad, «a los que les cuesta mucho modificar sus hábitos». Desde el PSOE gallego indicaron que ellos plantean la circunscripción exterior y admiten que todos los matices sobre la reforma que defendían los socialistas gallegos apenas tuvieron efecto sobre el resultado. «Quizá no hicimos la fuerza suficiente. Pero la reforma incluía otros aspectos y al final fue todo en el mismo paquete», asegura.

Desde el exterior se preguntan si tiene algún sentido que el afán por asegurar las garantías legales del voto exterior, unas garantías puestas en dudas por los propios partidos y su actuación, suponga de hecho la restricción de un derecho fundamental.