Opiniones de los directivos

España Exterior recabó las opiniones de algunos de los directivos que participaron de la reunión celebrada en el Centro Betanzos. Rafael Gil Malvido, presidente del Hogar Gallego para Ancianos de Domselaar y socio del Centro Gallego de Buenos Aires, en donde presidía la comisión de representantes de la agrupación política A Terra, señaló que la intervención de la institución “se veía venir porque se ha utilizado mucho políticamente al Centro Gallego”.

En esa dirección, criticó con dureza la gestión presidida por Carlos Vello, señalando que bajo su mandato el número de trabajadores del hospital se elevó hasta llegar a los 1.300 cuando la cantidad de asociados ronda los ocho mil: “Así no alcanza ni para pagar los sueldos, lo que provocó los paros de actividades del personal y que muchos socios dejaran de pagar sus cuotas”, añadió.   

Por otra parte, desligó a la Xunta de Galicia de cualquier responsabilidad, recalcando como contrapartida que el Gobierno que preside Alberto Núñez Feijóo se hizo cargo del pago de la deuda decretada en el concurso de acreedores de la Fundación Galicia Salud, que gestionó el hospital de la institución por más de ocho años, cuando sólo le correspondía hacerlo sobre el 50 por ciento del total.

A su vez, Adonis Pampín Cagide, presidente  de la Asociación Residentes de Carbia (hoy Vila de Cruces) y ex titular de la Federación Unión de Asociaciones Gallegas de la República Argentina, comentó: “Es una pena haber llegado a esta situación, porque estamos perdiendo a una institución que es la madre de todas las instituciones gallegas en Argentina y a la que la colectividad necesita más que nunca porque gran parte de los gallegos que son socios son de avanzada edad y para ellos el Centro Gallego es como su segunda casa”.

En tanto que Santos Gastón Juan, presidente de la Sociedade Galega de Arantei, Vilamarín e A Peroxa manifestó que “desde hace varios años la colectividad gallega quiso sumarse a colaborar con el Centro Gallego y no se la escuchó en aquel momento, así que lamentablemente ahora hay que tomar cartas en el asunto para ver las alternativas legales a seguir para no perder un patrimonio muy rico no sólo por lo edilicio, sino también en lo artístico y cultural, que es de todos los gallegos y que la colectividad no puede darse el lujo de perder”.   

Según explicó a este medio, los socios del Centro Gallego con los que habló en los últimos días “están dolidos y decepcionados”, y concluyó: “Es muy difícil ver a personas de 70 u 80 años rompiendo en llanto porque no pueden creer lo que pasó”.