Llevaba cerca de un mes ingresado en el hospital La Paz, por un cáncer que padecía desde hace años.
Fernando Fernán-Gómez nunca se dejó ceñir por el ejercicio de una disciplina única, lo que le convirtió en una figura clave de la cultura española contemporánea. La trayectoria de Fernando Fernán-Gómez, una de las más brillantes del Séptimo Arte, fue reconocida en todos los ámbitos, desde la concesión del Príncipe de Asturias de las Artes, los Premios Nacionales de Cine y Teatro, la Medalla de Oro de la Academia de Cine o la máxima cantidad de Goyas acumulada por ninguna otra figura del cine español.
Nació el 28 de agosto de 1921 en Lima, durante una gira que realizaba por Latinoamérica su madre, la actriz Carola Fernández Gómez, y fue inscrito en el consulado de Buenos Aires, por lo que conservó la nacionalidad argentina hasta 1970, en que se nacionalizó español. Como intérprete cinematográfico rodó más de 150 películas a lo largo de casi sesenta años. La suma de películas de éxito como ‘Botón de ancla’, ‘Balarrasa’, ‘La mies es mucha’ o ‘Esa pareja feliz’ -debut en la dirección conjunta de José Luis Berlanga y Juan Antonio Bardem- no sólo le convirtieron en un rostro popular del cine, sino que le permitieron demostrar su ductilidad, tanto en papeles cómicos como en dramáticos.
En los años sesenta, interpretó una serie de trabajos que viajaron por los más prestigiosos festivales de cine del mundo y que se vieron reconocidos con diversos galardones como los dos Osos de Plata a la mejor interpretación masculina del festival de Berlín que consiguió en 1976, por ‘El anacoreta’, de Juan Estelrich; y en 1985 por ‘Stico’, de Jaime de Armiñán.
Las nuevas generaciones de cineastas que fueron surgiendo en décadas posteriores, no hicieron sino consolidar su fervor hacia Fernán-Gómez, quien estuvo presente en dos de las películas con las que España ganó el Oscar, ‘Belle epoque’, de Fernando Trueba; primero, y ‘Todo sobre mi madre’, de Pedro Almodóvar, después.
Su trabajo escénico le valió entre otros galardones, el Premio de Interpretación Dramática a principios de los sesenta o el Premio Lope de Vega en 1978 por su obra ‘Las bicicletas son para el verano’.
Como autor literario, Fernán-Gómez dominó además del texto teatral, la novela o la poesía. Fernán Gómez fue además un prolífico articulista hasta el final de sus días e ingresó en la Real Academia Española de la Lengua (RAE) en 1998.
En los últimos años Fernán-Gómez se encargó de ‘Morir cuerdo y vivir loco’, una adaptación de la segunda parte de ‘El Quijote’ que estrenó en 2004, un año en que publicó la novela ‘El tiempo de los trenes’.
Fue un año después cuando el Festival de Berlín le otorgó un Oso de Oro de Honor por el cómputo de su carrera cinematográfica, mientras que el homenaje de los cineastas David Trueba y Luis Alegre tomó la forma del celuloide en el documental ‘La silla de Fernando’ (2006), donde se mostraba su vertiente más humana.