Más de 3.000 personas participaron en la romería organizada por el Centro Gallego de Montevideo

El presidente plantó un castaño en el jardín de la entidad y una banda escocesa actuó para los asistentes

Toda romería que se precie de ser bien gallega debe comenzar con una misa y si es en la lengua que tanto defendiera Castelao, mejor aún. Estas fueron las consideraciones de varios emigrantes que llegaron antes de las once de la mañana al complejo deportivo del Centro Gallego para participar en la celebración de la santa misa que celebró el padre Aurelio Vázquez, acompañado por el coro de la institución y el grupo de música folk &#145Finisterra&#146.
Dos escenarios, uno dentro del gran salón que albergó a unos 800 comensales, y otro en un extremo del parque donde había una carpa donde se difundía entre otras, los instrumentos de labranzas de los campos gallegos; fueron por donde desfilaron durante toda la jornada los grupos de música: &#145Montegal&#146, &#145Finisterra&#146 y la tuna de San Felipe y Santiago, la banda de gaitas del Centro Asturiano y su cuerpo de baile, además de músicos uruguayos que animaron a los asistentes con la música bailable.
También participó en forma muy especial el cuenta cuentos santiagués, Xosé Cobas, que emigró con 18 años a Argentina y allí se quedó conformando una familia donde sembró su amor por Galicia, y así mientras él se dedica a desparramar sus cuentos gallegos por todas las fiestas y en un programa radial en Buenos Aires, quienes lo escuchan despiertan en su interior los recuerdos tanto de sus padres haciendo esos cuentos como de ellos mismos escuchándolos en su infancia en su &#145terra nai&#146.
El final de la fiesta contó con la participación de la banda de gaitas escocesa &#145Southern Pipe Band&#146, los que junto a sus bailarinas, al druida y las reinas del Centro Gallego, le dieron un marco espectacular a la simbología de plantar un castiñeiro por parte del presidente de la institución, Manuel Calvo, quién al no contar con una pala para hacerlo, recordó su infancia y a mano limpia tapó el árbol. De esta forma se celebró la fiesta celta del &#145ostara&#146, la fiesta de la luz y la primavera, aunque aquí estaba entrando el otoño. Al final de la ceremonia se entregó el horóscopo celta.
Los más pequeños fueron entretenidos por los cuentos que les leyó Susana Machi y por un parque infantil que se montó con diversos juegos.
Además de los directivos, que trabajaron arduamente durante toda la jornada atendiendo puestos de venta de comidas y bebidas, las que se agotaron antes de culminar la fiesta; también vale la pena resaltar el trabajo de los integrantes de la comisión de cultura del Centro Gallego que han implementado una grata forma de comenzar a divulgar la lengua, costumbres y tradiciones de la tierra de Rosalía, a pesar de que aún persisten varios socios de la institución que prefieren no hablar ni escuchar el gallego, tal como pudimos apreciar cuando Cobas preguntó si deseaban los cuentos en gallego o castellano. Dos mujeres emigrantes mayores de 50 años gritaron con vergüenza, mirando para abajo: “habla en español, en gallego no”. Increíble.
Otro de los puntos más altos del espectáculo fue el grupo de pandereteiros de la institución que cantaron y tocaron mientras el grupo de baile gallego &#145Alborada&#146 hacía el deleite a los emigrantes que recordaban su juventud en ese sonido.
Resta destacar finalmente la comisión de cultura presidida por Lito Bastos, que cuenta con sus brazos trabajadores de: Pilar Pérez, Elena Parajó, María del Carmen Otero, Natalia Ghione, Pura Sánchez, Manuel Losa y Gustavo Testa.