La institución presidida por José Barcia, recibió a más de medio millar de jóvenes que a partir de la ocho de la noche fueron poblando la pista de baile, igual que en la década de los setenta cuando los domingos era la cita obligada de la colectividad.
Sin embargo, la magia de esta noche la pusieron no solamente los disfraces, a cual más original, de los participantes, sino también la alegría de todos ellos.
Es que no se expendían bebidas alcohólicas ya que la fiesta era familiar, y había más de dos centenares de niños menores de 10 años, que para ellos era lo máximo estar en una discoteca como le escuchaban a sus hermanos y primos mayores.
La fiesta culminó ya entrada la madrugada del día de Todos los Santos, previo al día de difuntos aquí en el Uruguay, que se conmemora con visita a todos los cementerios a recordar a los seres queridos, y con una misa en el panteón social de Casa de Galicia. Dos formas de sentir la vida y respetar la muerte que se celebra en estos tres días que comienzan con alegría y terminan con recogimiento.