La llegada de inmigrantes a la economía española en la última década ha impulsado en 3,2 puntos porcentuales el crecimiento anual del PIB per cápita en esa década, según este informe. La economía de la Unión Europea muestra también un impacto positivo generalizado por el crecimiento de la entrada de inmigrantes en los países europeos en la última década. La aportación de los inmigrantes a la UE-15 ha sido de 2,0 puntos por año, y por tanto no se trata sólo de un fenómeno español, sino que se enmarca en un entorno global. La gran mayoría de países europeos registran caídas de su producto por habitante cuando se resta la contribución de los inmigrantes, siendo los descensos más llamativos los de Alemania e Italia, Suecia y España, Portugal y Grecia.
La inmigración ha tenido una importante incidencia en el crecimiento demográfico europeo entre 1995 y 2005. En el caso de España, los inmigrantes suponen un 78,6 por ciento del crecimiento demográfico situándose en niveles próximos a la media del área euro (79,4 por ciento). España lidera el crecimiento demográfico de los países europeos en la década 1995-2005 con un avance de la población (10,7 por ciento) únicamente superado por Irlanda (14,8 por ciento), y a considerable distancia de la media del área del euro (4,4 por ciento) y la UE-15 (4,8 por ciento).
Cuando se considera exclusivamente la población inmigrante, España ocupa el primer puesto en términos de crecimiento, con una tasa de avance del 8,4 por ciento frente al 3,5 por ciento del área del euro y el 3,7 por ciento de la UE-15.