Méndez Romeu criticó que el Ejecutivo estuvo «meses escondiendo la información, no explicitando los acuerdos e inmerso en una ceremonia de la confusión para al final no tener alternativa». Así lo dijo después de constatar que el Ejecutivo concedió la gestión del hospital del Centro Gallego de Buenos Aires al grupo privado 3A Recoletas sin concurso público, con el compromiso de conceder 37,2 millones de euros en 12 años y asumir un déficit de otros 10 millones sin ser fiscalizados ni aprobados por el Consello de la Xunta.
El parlamentario socialista lamentó que la Xunta no haya explicado hoy de qué manera pretendía hacer esta concesión -a través de qué concurso y qué subvenciones- y cómo podía asumir un compromiso de financiación anual de más de 3 millones durante 12 años sin estar respaldado por el Consello de la Xunta.
Criticó también que el Ejecutivo gallego ha dejado la situación del hospital «en suspenso» desde la «espantada» del grupo en el mes de junio, «sin que las declaraciones enfáticas hayan dado lugar a unas explicaciones mínimamente explicativas». Dijo que esta situación deriva de la «tosquedad» de la Xunta caracterizada por la «grandilocuencia en los objetivos, chapuza en la gestión, resultados nulos o mínimos y ausencia de explicaciones sobre el proceder del Ejecutivo».
Méndez presentó los informes internos del hospital que revelan cuestiones de «déficit estructural» fruto de la edad de los usuarios, el escaso número de afiliados a mutuas y el elevado coste que suponen, semejante a «muchos hospitales privados de nuestro país con problemas de subsistencia».
Elecciones
El parlamentario socialista dijo que el resultado de las elecciones del Centro Gallego la pasada semana «cuestionan claramente la política de la Xunta» con relación al hospital. Considera «difícil no extraer una relación causa-efecto entre la decisión de privatizar la gestión y el escaso respaldo conseguido por la Xunta» por voluntad de los socios.
Señaló que ganaron «los colectivos que cuestionaron frontalmente el convenio de la Xunta», mientras resultó derrotado el candidato «de la Xunta», que «no ocultó e incluso difundió carteles mostrando su complicidad con el presidente de la Xunta de Galicia».