Los descendientes se sienten como en casa en las Islas

Pepi González, Guillermo Daniel Mir, Adrián Puente, María Laura López, Daiana Celeste, Daniela Liendo, Stefany Da Costa, Victoria Vidal, Antoni Bennásar y Natalia Maggio.

Los jóvenes beneficiarios de las becas comentaron cómo al llegar a las Islas se encontraron como en casa, ya que tenían multitud de referencias de Baleares a través de sus abuelos y bisabuelos.

Dos de las beneficiarias son primas y provienen de la localidad argentina de San Juan, y las dos trabajan en el ámbito sanitario. Son María Laura López Albarracín, que hace prácticas en Cardiología, y Natalia Maggio López, que las hace en el servicio de Oncología Pediátrica. La primera relató cómo la Casa Balear, aunque creada recientemente, es muy activa. Las dos coincidieron en señalar cómo sus compañeros del hospital las integraron desde un primer momento en el equipo, de forma que vieron facilitada su tarea.

Daiana Celeste Baños, que proviene de Córdoba, en Argentina, trabaja en una multinacional turistica y contó con el apoyo de su madre y su hermana desde un primer momento, ya que están retornadas en la localidad menorquina de Ciutadella. En Mallorca, pudo vivir en primera persona lo que ya sentía muy suyo y de lo que tenía referencias por fotos y por lo que le contaron sus abuelos.

Por su parte, Daniela Liendo Fluxá, que llegó de Chile y trabaja en prácticas en Felanitx, se refirió a que la Casa Balear que se creó recientemente hace cada vez más actividades, aunque le cuesta despegar porque la emigración fue menor que la que hubo a otros lugares como Argentina.

Guillermo Daniel Mir hace prácticas en el Ayuntamiento de Palma y destaca la importancia de esta actividad, ya que le servirá para alimentar las clases que imparte en la localidad argentina de Córdoba.

Adrián Puente, de Villa María, cursa un doctorado en Biología y, aunque sólo lleva dos meses en Baleares, ya pudo viajar a Ciutadella para conocer a sus antepasados.

Stefany Da Costa Gómez Nadal, que vive desde hace dos años en la Comunidad haciendo un máster en Patrimonio Cultural, entendió perfectamente el catalán porque sus abuelos se los hablaban siempre.

Victoria Vidal Sastre, que disfruta de una beca empresarial, indicó que, además de vivir “una experiencia profesional única”, pudo conocer a unos parientes de su abuela que son de Llubí y de Santa Margarita. La que emigró fue su bisabuela, aunque fue la hija de ésta la que le cocinó las panades y las cocas.