Los aragoneses residentes en Venezuela celebraron con entusiasmo la Fiesta de la Virgen del Pilar

Actos organizados por la Agrupación Aragonesa que preside Antonio Pargada

Fernando Aznárez fue también reconocido por su meritoria labor educativa y social con la distinción Huella Aragonesa.
Los niños pasaron bajo el manto de la Virgen del Pilar.
Un momento de la misa.
El embajador de España en Venezuela, con el cachirulo en el cuello, se declaró “aragonés por afecto”.
La profesora María Dolores Ara ha sembrado en Venezuela su Huella Aragonesa.

Como ya se ha hecho costumbre en Venezuela, el Día de la Hispanidad se celebra con los aragoneses, que ese día festejan a su patrona, la Virgen del Pilar, también patrona de España. El motor todos los años es Antonio Pargada, presidente de la Agrupación Aragonesa de Venezuela, la cual sin sede y con escasos recursos, mantiene en contacto afectivo y permanente  a maños, baturros y cazurros con sus raíces  de Zaragoza, Huesca y Teruel.

Cada doce de octubre el día se inicia en la mañana con una misa, que no por solemne deja de ser animada y alegre, en la cual no falta la homilía del sacerdote jesuita Javier Dupla, que por aragonés cumple cabalmente su papel como capellán de la Agrupación.

La ceremonia se celebra en la Iglesia Nuestra Señora del Pilar, ubicada en la Urbanización Santa Fe Norte de Caracas, templo construido con donaciones a las que contribuyó  la colonia aragonesa residenciada en Venezuela. Allí acuden todos los años con flores a su patrona y los tradicionales cachirulos anudados en el cuello, y algunos niños lucen el traje tradicional de las tierras de origen de sus padres y abuelos. También este año asistieron en pleno las autoridades diplomáticas acreditadas en Venezuela, tanto de la Embajada como del Consulado de España

En la invitación al día del Gran Encuentro Aragonés, se convocaba haciendo alusión a los momentos difíciles que se vive en el país: “Necesitamos, ahora más que nunca, reforzar la huella que vamos dejando en Venezuela y el ejemplo de nuestros paisanos la hará patente. Necesitamos reafirmar que este país nos necesita y allí estaremos demostrando que, ante las dificultades, los aragoneses nunca agachamos las orejas.”

Una vez finalizada la ceremonia, los niños que aun no habían recibido el ‘bautizo aragonés’, fueron pasados por el manto de la Virgen del Pilar, entregándoles a sus padres el diploma correspondiente. Seguidamente todos los presentes entregaron sus ramos de flores en honor a la Pilarica.

El aporte del Gobierno de Aragón permitió a la Agrupación subvencionar los costos del almuerzo, que se ofreció en horas de la tarde a precio solidario. El salón se llenó de familias que compartieron, al igual que las autoridades diplomáticas, de la buena mesa y el vino aragonés. No faltó la interpretación espontánea de una jota por parte de la señora Bárbara Tolosana, como agradecimiento a tantas atenciones.

El embajador de España en Venezuela, Antonio Pérez-Hernández y Torra, madrileño que se confesó “aragonés por afecto” transmitió a los presentes la salutación de afecto y solidaridad del Rey Felipe VI, y expresó su satisfacción por compartir con los aragoneses un día tan importante para España.

Este año se homenajeó al periodista y escritor Antonio Pérez Esclarín, quien  nació en Berdún, pequeño pueblo  del pirineo aragonés, y quien tiene una larga y fructífera trayectoria como educador en el país. Y este año la Huella Aragonesa, distinción que entrega la Agrupación Aragonesa para reconocer a sus paisanos,  recayó en los educadores María Dolores Ara y Fernando Aznárez, quienes desarrollan una meritoria labor en Venezuela.