Los actos del Mes de Galicia en Montevideo culminan con la ofrenda floral en la Plaza de Galicia y la misa en gallego en la Catedral

La colectividad se reunió en la capital uruguaya para celebrar el Día de Galicia

El embajador Roberto Varela, segundo por la derecha, y el presidente de la Federación, Román Nogueira, segundo por la izquierda, colocan ofrenda floral.
Inicio de la misa en gallego celebrada en la Catedral de Montevideo.
Bailes gallegos en la Plaza de Galicia.
Román Nogueira se dirige a todos los asistentes.
Enfermeras de Casa de Galicia en la ofrenda floral.

Ante un grupo de emigrantes gallegos, una banda de gaiteros, dos parejas de bailarines, un grupo de enfermeras de la mutua Casa de Galicia y varios vecinos, la Federación de Sociedades Gallegas del Uruguay presidida por Román Nogueira junto al embajador Roberto Varela, el cónsul Manuel Fairén y el consejero de Empleo y Seguridad Social, González Murga, realizaron la ceremonia oficial que todos los años celebra el Día de Galicia en Montevideo.

Nogueira explicó que “otro año nos encuentra frente al monumento de Rosalía de Castro para celebrar el Día de Galicia en el marco de las festividades de Santiago Apóstol” afirmando que “nos llena de emoción y orgullo sentir en estas tierras las vivencias de Breogán, donde nacimos para transitar este mundo con honradez, amor al trabajo y el sacrificio, todo lo que nos legaron nuestros mayores”.

Recordó la importancia de contar con una plaza de la comunidad española frente al mar, “en este privilegiado lugar”, hecho que fue posible por el “esfuerzo de varios dirigentes que nos precedieron y de la Xunta de Galicia”.

Confesó que “es bueno que al menos una vez al año, en esta fecha, nos juntemos para seguir buscando metas por la unidad, el trabajo y el mantenimiento de nuestras raíces, y todo lo que emane de nuestra Galicia”.

Agradeció a la banda de la Armada Nacional, cuya directora dejó su lugar para ocupar su puesto de gaitera en el grupo que animó la fiesta, en tanto que también reconoció a músicos y bailarines, así como a la delegación de enfermeras de Casa de Galicia.

Por su parte, el embajador Roberto Varela se alegró como emigrante gallego el poder asistir “por tercera vez a este acto, donde afortunadamente nos hizo buen tiempo, para rendir homenaje a todas las personas que trabajaron gran parte de su vida fuera de Galicia, para que países como Uruguay sean mejores”, indicando que lo “hacemos en representación de una gran mujer como lo fue Rosalía de Castro, que no solamente es nuestra poetisa más universal, sino que es un ejemplo de la mujer que supo luchar contra los elementos y convertirse en una figura gallega de carácter universal». También recordó la tragedia de Angrois “que todavía nos tiene consternados”.

Varela puntualizó que “como se ha visto en los bailes, -en los que participaron hasta los asistentes invitados por los bailarines- hoy es un día de fiesta frente a este río donde muchos de ustedes y miles de emigrantes gallegos llegaron para trabajar dignamente en este país de acogida”.

La banda de la Armada y los gaiteros siguieron animando la fiesta luego de colocada la ofrenda floral al pie del monumento de Rosalía de Castro. Asimismo el embajador Varela entregó al ex presidente de la Asociación Española, del Consejo de Residentes, del Club Bergantiños y hacedor del único Museo Gallego de Uruguay, José María García, una foto con el rey Juan Carlos que fue autografiada por él y que registra cuando años atrás le entregara una amatista uruguaya en la visita que le hizo para invitarle a que visitara a la colectividad residente en Uruguay.

Misa en gallego

La tradicional misa en lengua gallega volvió a ser concelebrada por el padre Aurelio Vázquez en la Catedral de Montevideo, cerrando así los festejos del mes de Galicia en la capital uruguaya que han organizado las instituciones de una colectividad tan enraizada en la sociedad uruguaya que nadie se extraña que por segundo período su presidente sea nieto de gallegos y tampoco que el propio Cardenal Sturla dirigiera un mensaje final en esta celebración.

Los festejos del mes de Galicia en Montevideo, donde se afincan los casi 45.000 gallegos residentes en Uruguay, son variados y van desde las típicas comidas gallegas para el invierno que se vive aquí, como las que son animadas además con bailes típicos y orquestas que hacen bailar a todos los asistentes a pesar de las distintas generaciones que se dan cita.

Pero el cierre a los mismos es la tradicional misa en lengua gallega que se celebra en la Catedral de Montevideo, oficiada por el emigrante gallego Aurelio Vázquez que desde la década del 60, organizada por el Patronato da Cultura Gallega, la celebran en la capital uruguaya.

Allí, junto al diácono Daniel Castro, Aurelio hace volar a los feligreses hasta la tierra de Breogán y le piden a Dios en su lengua materna la ayuda para continuar con fuerza el trabajo solidario de aportar a un país de acogida mejor, al tiempo que también ruega por los que se han quedado del otro lado del Atlántico.

Entre los feligreses se encontraban el embajador Roberto Varela, el cónsul Manuel Fairén, directivos de las instituciones españolas, además de las gallegas, pero también conocidos emigrantes agnósticos que entienden que esta misa es una reivindicación de la lengua gallega.

La misa, que desde hace casi dos décadas ya se desarrolla en el templo mayor del Uruguay, la Catedral Metropolitana, cuenta con la participación también del coro del Patronato y la colaboración de la Federación de Sociedades Gallegas del Uruguay. Justamente, quienes llevaron las ofrendas, el vino y el pan de bola, fueron el presidente de la misma, Román Nogueira, y el del Patronato da Cultura Galega, José Otero.

La celebración culmina con el himno gallego que es entonado por el celebrante junto a toda la iglesia, que en esta ocasión estaba repleta. El cardenal uruguayo Daniel Sturla les dirigió unas palabras a los asistentes y, además de agradecer al colectivo gallego el aporte realizado para una sociedad uruguaya más solidaria, también recordó que hace poco tiempo había recorrido el Camino de Santiago.