Aunque durante la mañana, en el primer turno de réplica de los grupos parlamentarios en el Pleno de Investidura, socialistas y nacionalistas expresaron su recelo por el “pasado” del líder de los populares gallegos, por la tarde los portavoces de la oposición correspondieron a las llamadas de Feijóo para lograr consensos en la VIII Legislatura.
De hecho, el presidente electo de la Xunta, en su ánimo de aparcar “discrepancias”, incluso dedicó un agradecimiento “sincero” tanto a Emilio Pérez Touriño como a Anxo Quintana por “intentar hacer una Galicia mejor”.
“En la unión de los buenos gallegos está de la patria el porvenir”, dijo, parafraseando al escritor Manuel Curros Enríquez, para ofrecer a los grupos que conformarán la oposición en esta octava legislatura “un gran pacto sin fecha de caducidad”, convencido de que “Galicia no es del PP”. De hecho, los grupos de la oposición se encargaron en varias ocasiones de recordarle que la suma de votos que los respaldan supera los sufragios obtenidos por el PPdeG el 1-M.
No obstante, el presidente electo se mostró consciente de que, en el actual contexto económico “no llegan las mayorías mecánicas”, por lo que instó a PSdeG y BNG a consensuar “por lo menos” los asuntos de interés general. “¿Por qué no vamos a intentarlo?”, preguntó a socialistas y nacionalistas, y partió de las “coincidencias” entre los tres grupos en que existen “dificultades económicas” o que el autogobierno da “herramientas” para paliar los efectos de la crisis.
Oferta de la oposición
De este modo, mientras que los grupos no fueron capaces de encontrar puntos comunes en torno a la crisis y la cuestión lingüística, los tres partidos con representación parlamentaria sí mostraron intención de aproximarse para consensuar la reforma del Estatuto gallego y los criterios para la financiación autonómica.
Con todo, el portavoz parlamentario del BNG, Carlos Aymerich, condicionó estos consensos a que en las negociaciones en el Estado “se primen los intereses de Galicia” y vinculó su colaboración a que el presidente de la Xunta “se libere de los dogmas de la derecha”.
El socialista Xaquín Fernández Leiceaga fue más concreto en su ofrecimiento, que limitó a la reforma del Estatuto de Autonomía y de la Ley de Cajas y sobre la cuestión lingüística, aunque con condiciones. También aplaudió que Feijóo mantenga el veto a la construcción en los primeros 500 metros del litoral y su disposición a tomar el Acordo pola Competitividade aprobado por el bipartito como “punto de partida” para buscar con sindicatos y patronal soluciones a la actual situación de crisis.
Medidas frente a la crisis
Precisamente, el contexto económico centró buena parte del debate, en el que los nacionalistas criticaron que Feijóo guarda muchos “silencios” respecto a su política económica, y que fue achacado por Leiceaga a que el popular “fue el primer sorprendido por la victoria, por lo que sólo tiene frases huecas”. Del mismo modo, rechazó sus medidas para vencer la crisis económica y sus planes que “sólo son humo”.
Frente a esto, Núñez Feijóo reivindicó las 174 medidas “concretas” que, según sus cálculos, propuso durante su discurso de investidura. “Pueden ser buenas o malas, pero las hay” alegó el líder de los ‘populares’ gallegos.
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Familiares, amigos y políticos lo arroparon desde la tribuna
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La Sesión de Investidura terminó con la proclamación de Feijóo como presidente de la Xunta tras los “sí” de los 38 diputados del PP y los “no” de la oposición (24 del PSdeG -faltó un diputado enfermo- y 12 del BNG) , por el otro, que pronunciaron con especial contundencia.
Entre aplausos y ‘bravos’ de las bancadas populares y de la tribuna, el líder de los populares gallegos agradeció con la mano en el pecho el apoyo de su partido. Después de recibir la enhorabuena de sus compañeros de filas más próximos, Alfonso Rueda y Manuel Ruiz Rivas, el presidente de la Xunta en funciones, Emilio Pérez Touriño, se desplazó al escaño de Feijóo para felicitar al que será su sucesor con un apretón de manos, al igual que, un poco después, hizo Anxo Quintana .
‘Posteriormente, el quinto presidente de la historia de la Autonomía saludó a los invitados que habían abarrotado la tribuna del hemiciclo, entre los que figuraban sus padres y su hermana, todos ellos muy emocionados y a los que besó y abrazó uno por uno. Tampoco faltó su pareja, la periodista Carmen Gámir, a la que dio un romántico beso ante la prensa. Entre los asistentes, Feijóo se dirigió al portavoz del PP en Pontevedra, Telmo Martín, y le dijo: “Lo conseguimos, alcalde, lo conseguimos”. Mientras, otro dirigente popular recordó al presidente electo que “hoy comienza el futuro”.
Prácticamente el presidente no podía respirar entre los abrazos de los suyos y las felicitaciones de los más entusiastas, entre los que se encontraban los ex conselleiros Orza, Dositeo Rodríguez, Palmou, Pita, Miras Portugal, Baltar, Louzán, Corina Porro y Juan Fernández; los alcaldes socialistas de Lugo, López Orozco, y de Santiago, Xosé S. Bugallo, y el presidente de la Diputación de Lugo, José Manuel Gómez Besteiro
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Lengua, Estatuto y financiación
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La cuestión lingüística fue otro de los asuntos que suscitó más polémica entre los grupos tras la confirmación de Feijóo de que derogará el decreto del gallego en la enseñanza. Tanto socialistas como nacionalistas reprocharon a Feijóo haber roto el consenso lingüístico existente durante toda la historia de la Autonomía “por un puñado de votos”, en palabras del portavoz del PSdeG. En este punto coincidió Aymerich, quien reprobó que el presidente electo apoyase “campañas extremistas” de forma “irresponsable”.
Frente a esto, el líder del PPdeG consideró posible “conjugar” la normalización del gallego y la libertad lingüística. “La lengua no es propiedad de las minorías”, proclamó, y matizó que “la lengua es propiedad de todos o, en todo caso, de las mayorías”. Para ilustrar esta afirmación, comparó el gallego y el castellano con “dos piernas o dos brazos”. “Necesitamos los dos”, continuó, por lo que se negó a “mutilar ninguno”.
Dos cuestiones lograron aproximar a los grupos en su intención de alcanzar la unanimidad para cerrar una postura común. Por un lado, mostraron su propósito de pactar la postura de Galicia para la negociación sobre la financiación autonómica así como para reformar el Estatuto de Autonomía, revisión que se frustró en la pasada legislatura por el «veto» del PPdeG, según los socios del bipartito.
Aunque la jornada terminó con la expectativa de los tres grupos de alcanzar acuerdos en esta octava legislatura, la sesión comenzó con arduas críticas de PSdeG y BNG a la permanencia de Agustín Hernández como diputado en filas del PPdeG puesto que, a su entender, incumplió la Ley de Incompatibilidades tras su paso a una empresa privada a la que supuestamente había hecho adjudicaciones durante su etapa como director xeral de Obras en la Xunta de Manuel Fraga.