La localidad gallega de Arzúa y la alemana de Niedereschach, hermanadas a través de la emigración

Ambas tienen asociaciones de amistad recíproca y promueven las relaciones comerciales y culturales

Miembros de la asociación Amigos de Niedereschach posan antes de su viaje a la fiesta del jamón de esta localidad alemana en 2015.
José A. Fernández, derecha, entrega una 'queixeira' hecha por él mismo, al alcalde de Niedereschach.
Miembros de las dos asociaciones en una excursión.

La vida fue muy difícil para todos los ciudadanos que emigraron, ya que la cultura era muy diferente. Además, los trabajos eran duros pero necesitaban ganar dinero para mantener a su familia.

Uno de los destinos más frecuentes era Alemania. En los años 60 y 70, multitud de gallegos se instalaron en este país. En Arzúa, un municipio de A Coruña con una superficie de 155,48 kilómetros cuadrados y más de 6.000 habitantes, se marchó uno de ellos, en el año 1965, a trabajar un pueblo alemán llamado Niedereschach,un municipio situado en el distrito de Selva Negra-Baar, en la región de Friburgo que cuenta con una superficie de 33 kilómetros cuadrados y viven unos 6.000 habitantes.

Al llegar se quedó sorprendido de la extraordinaria acogida que le ofrecieron los habitantes del lugar, así como de las oportunidades de trabajo disponibles. Esto provocó que avisara rápidamente a sus paisanos arzuanos para que acudieran al lugar. 

Comenzó, con ello, una relación de amistad entre los dos ayuntamientos, que llega hasta nuestros días. Tanto es así, que en el año 2002, los dos pueblos se hermanaron. En el 2015 se creó la asociación ‘Amigos de Niedereschach’ en Arzúa y ‘Amigos de Arzúa’ en el pueblo alemán. A finales de los años 60 llegó a haber en Niedereschach 68 personas procedentes de Arzúa. Por ese motivo hay una cercanía especial con el pueblo alemán.

José Antonio Fernández Abel es el presidente de la asociación Amigos de Niedereschach y tiene una empresa familiar de restauración que ahora llevan sus hijos ya que él está retirado. Es una voz autorizada y nos ha hablado sobre la situación y circunstancias de la vida en Arzúa y en Alemania en aquellos tiempos, ya que fue testigo de cómo la economía en Galicia obligó a mucha gente a probar suerte en otros países y comunidades autónomas. “La situación era insostenible y no quedaba otro remedio. Hoy en día es verdad que falta trabajo, debido a la crisis pero, sin lugar a dudas, se vive muchísimo mejor que en los años 70”, afirma. “Era necesario que alguien se fuera del hogar al extranjero para poder ayudar a la familia con su sueldo. Ahora hay menos gente en las casas y la economía es mucho más boyante que en aquel entonces, afortunadamente”, continúa.

La acogida de este pueblo alemán, a pesar de las obvias diferencias culturales, fue y sigue siendo estupenda. La familiaridad y confianza es tal que cuando alguien acude allí no va a ningún hotel, sino que van a los domicilios de los lugareños. Además, todavía quedan arzuanos que no se han retirado o que se han asentado allí, casándose y formando una familia.

Debido a esta amistad, los ciudadanos de Arzúa, en especial los jóvenes que han tenido a sus padres o abuelos viviendo en Alemania, sienten mucho interés por aprender el idioma. Tanto es así, que hay un acuerdo con el Gobierno alemán para impartir unos cursos de este idioma que comenzarán a primeros de marzo de 2017 y serán impartidos por una chica alemana que, a su vez, vendrá a aprender español. Con la ayuda de una subvención de la Dirección Xeral de Xuventude, de la Xunta de Galicia, este año visitará este pueblo coruñés una veintena de jóvenes alemanes que serán recibidos por otros chicos de Arzúa. Tras su estancia acompañarán a los gallegos en su visita a Alemania.

Relaciones frecuentes

La asociación Amigos de Niedereschach hace que este hermanamiento perdure en el tiempo. Suelen realizar celebraciones y eventos al que llevan grupos de gaita y los alemanes cuando vienen también van acompañados por músicos. Cada dos años se celebra en Niedereschach la Fiesta del Jamón y en la última estuvo presente el ministro de Agricultura del Land. A este evento acudieron muchos habitantes de Arzúa. A su vez, ellos no se pierden la famosa fiesta del queso de la localidad gallega. Además de estos intercambios culturales también se realizan intercambios comerciales. Este año han exportado a Alemania unos 300 kilos de queso y se ha importado jamón de la Selva Negra. Para la próxima fiesta del queso, que se va a celebrar el 3 y el 4 de marzo, representantes de la localidad alemana van a traer un estand para exponer sus productos.

Las dos asociaciones se reúnen muy a menudo para hacer comidas culturales. En una de ellas fueron recibidos por la delegada de la Cámara de Comercio e Industria en Alemania con quien hablaron de posibles ofertas de empleo.

En fechas recientes ha salido una oferta de 45 puestos de trabajo en una fábrica de motos en Niedereschach y la asociación arzuana se ha ofrecido a hacer llegar el curriculum de todos aquellos que estén interesados y tengan un nivel básico de Alemán.

Un alemán de Arzúa fruto de este vínculo

Felipe Fernández Rivadulla es hijo de emigrantes arzuanos que se conocieron en Alemania. Actualmente reside en Arzúa donde trabaja llevando la administración de una empresa. Además es el secretario de la asociación Amigos de Niedereschach. Nació en Alemania y en 2008, con 27 años, vino a vivir a Arzúa. Su familia fue una de tantas que tuvo que irse a otro país en busca de nuevas oportunidades.

Afirma que siempre estuvo muy integrado en Niedereschach y hasta llegó a ser concejal. También era el director de la banda de música juvenil, participaba en varias asociaciones y estaba en el equipo de fútbol y en la asociación de motoristas. Destaca la increíble acogida a todos los gallegos en el pueblo de Niedereschach.

Felipe vino a Galicia por motivos familiares. Al ser hijo único, cuando sus padres retornaron a Arzúa al jubilarse, decidió volver para el día de mañana, cuando sean mayores, cuidar de ellos. Uno de los eventos que recuerda con cariño es el de hermanamiento entre los dos ayuntamientos en 2002, con sendos actos realizados primero en Alemania y después en Arzúa. Fueron eventos realmente emocionantes ya que mucha gente se desplazó a ambos pueblos para celebrarlo. “Que la gente que conoces de Arzúa y tu familia se desplacen para participar en este acto es muy emotivo”, afirma Felipe Fernández.