La localidad belga de Vilvoorde vivió un año más su gran Fiesta Rociera

Organizada por el Centro Andaluz Cultural y Deportivo Peñarroya

Recepción en el Ayuntamiento de Vilvoorde por Hans Bonte, alcalde.
Ofrenda floral de los niños a la Virgen del Rocío.
La imagen de la Virgen del Rocío de procesión por las calles de Vilvoorde.
Actuación de la artista 'La Húngara'.

Esta entidad lleva veintitres años organizando esta fiesta en honor de la Blanca Paloma, Virgen del Rocío, acontecimiento que es seguido por varios miles de peregrinos llegados desde toda Bélgica, Holanda, Francia y Alemania, entre otros lugares.

Los festejos, que tuvieron una duración de dos días, dieron comienzo en el Ayuntamiento de Vilvoorde, donde los directivos del Peñarroya, con su presidente Manuel Martín a la cabeza, fueron recibidos por el alcalde de la ciudad Hans Bonte, quien tuvo palabras de agradecimiento a los organizadores y a toda la colonia española residente desde hace mas de medio siglo en Vilvoorde por su integración en la vida social de la ciudad.

También hubo palabras de la delegada de la Junta de Andalucía en Bélgica, Francisca Pleguezuelos, que dijo sentirse orgullosa de ser andaluza y poder ser testigo de tan magno acontecimiento que realza el buen nombre de Andalucía en el exterior. Miguel de la Corte, secretario general de la Consejería de Empleo y Seguridad Social de la Embajada de España en Bélgica, también hizo comentarios parecidos, brindando todos los presentes por la buena marcha de los festejos, que al final fueron empañados por una gran tormenta y apagones de luz.

A partir de este momento los acontecimientos se fueron sucediendo uno detrás de otro, siguiendo el programa diseñado de antemano por el grupo de trabajo encargado de los festejos. En primer lugar fue la procesión de la imagen de la Blanca Paloma, Virgen del Rocío en una carreta tirada por dos fogosos caballos hasta la Iglesia de Nuestra Señora de la Buena Esperanza de Vilvoorde, donde esperaban varios cientos de fieles para asistir a la celebración de la misa rociera que fue animada por los cánticos religiosos entonados por el Coro Rociero de Vilvoorde. Muy emotivo fue cuando los niños del Peñarroya hicieron la ofrenda de flores a la Blanca Paloma.

Finalizada la misa y una vez que el Coro Rociero hubo entonado la Salve Rociera, momento este que suele ser muy emocionante, la comitiva salió en procesión hacia el Parque Drie Fonteinen, unos cuatro kilómetros, donde el grupo musical ‘Chico y Altamira’ recibió a la Blanca Paloma con la Salve Rociera, mientras ésta era paseada por el recinto por encima de los hombros de los rocieros, e instalada en la capilla, una réplica de la del verdadero Rocío en el pueblo onubense de Almonte.

Acto seguido se procedió a la ofrenda de flores por los muchos peregrinos llegados de los diferentes pueblos y países. También los componentes de la Hermandad Rociera de Bruselas aportaron su granito de arena con un gran ramo de flores y el canto de la Salve Rociera. Lo mismo hicieron los componentes del Coro Rociero de Vilvoorde y otros muchos grupos de espontáneos, mientras el numeroso público era testigo de todos los actos muchos de ellos con lágrimas en los ojos por la emoción del momento, algo que solo se vive una vez al año fuera de Andalucía y de España.

El resto de la tarde estuvo dedicada al espectáculo de caballos andaluces de ‘François Lespes’, la actuación del conjunto J-M-J y de grupos de artistas, como las Peques del Peñarroya, niñas de entre cinco y diez años, y otros muchos que se lucieron en el escenario para regocijo de los miles de asistentes.

Ya avanzado el día, y después de aguantar un buen chaparrón con granizo y toda la parafernalia que trae una buena tormenta, llegó el momento cumbre que consistió en la actuación de la artista sevillana La Húngara, muy conocida en Andalucía y que por lo que se pudo apreciar por una inmensa mayoría de las personas asistentes que no dejaban de corear las canciones de la artista, quien se sintió muy gratamente sorprendida al descubrir que los presentes la conocían lo que le dio más confianza para completar su magnífica actuación que fue dos veces interrumpida por sendos apagones de la luz.

El segundo día de la Fiesta Rociera consistió en música bailable para todos los gustos, en especial sevillanas y rumbitas flamencas por el ‘Chico y Altamira’, el DJ Scrab-D y la actuación de más grupos de artistas espontáneos y otros. Reseñar que los asistentes pudieron saciar la sed con caldos y el hambre, con los productos españoles, entre ellos la conocida paella de las que se consumieron varias docenas, condimentadas por los socios de la entidad.