Cuando se les pregunta a las personas jóvenes por su visión de los efectos de la inmigración para los países receptores, alrededor de la mitad de las mismas, un 48 por ciento, considera que la inmigración es positiva para los países que la reciben.
Sin embargo, la gente joven, aún mostrándose favorable en términos generales hacia la inmigración, expresa mayoritariamente la necesidad de controlar dichos flujos migratorios. En cuanto a las acciones hacia los inmigrantes irregulares, la mayor parte de jóvenes se muestra favorable a la regularización de las personas con trabajo (42 por ciento) y de quienes llevan varios años aquí (25 por ciento).
Llama la atención, por otra parte, que, si bien está generalizada la negativa a votar a grupos políticos de ideología racista (80 por ciento), aparece en los últimos años una reducida minoría dispuesta a hacerlo, de un once por ciento en 2002 a un catorce en 2008.