El 3 de septiembre aparecerá para siempre en los anales de la historia del baloncesto nacional. El combinado nacional, liderado por los 'juniors de oro' y con una de las mejores generaciones que ha dado el deporte de la canasta, superaba cualquiera de las metas de antaño (la plata de Los Angeles'84) y culminaba ante Grecia, la actual campeona de Europa, una actuación para el recuerdo.
Este oro le quitó el protagonismo que de no haberse producido seguramente habría recaído en la figura de Fernando Alonso y su bicampeonato mundial de Fórmula 1.
Por su parte, Rafael Nadal se consagró como número dos mundial y fue capaz de ganar en la campaña cuatro veces al imbatible Federer, superó el récord de Guillermo Vilas sobre la arcilla y acabó el año con 62 triunfos (incluidos los dos ante Italia en la Copa Davis) y reeditando su corona en Roland Garros.