La Comunidad Santiago Apóstol de La Boca peregrinó por Buenos Aires para honrar al patrón de Galicia

A pesar de la suspensión de los actos organizados por la colectividad debido a la gripe A

Los peregrinos en la Plaza de Mayo.

A pesar de la suspensión de la réplica del Camino de Santiago en Buenos Aires (debido a la gripe A1H1) que iba a realizarse bajo la organización de las entidades que conforman la comunidad gallega de Argentina en la misma fecha, los integrantes de la Comunidad Santiago Apóstol de La Boca decidieron llevar a cabo la peregrinación bajo la consideración de que “peregrinar y orar al aire libre es un ejercicio físico y espiritual muy sano”, según explicó Roberto Naone, uno de sus miembros fundadores.

A lo largo del trayecto, los peregrinos entonaron múltiples y continuas oraciones religiosas dedicadas a Santiago, desafiando el frío invernal de la tarde. El recorrido por el casco histórico de la Ciudad de Buenos Aires abarcó los antiguos barrios de La Boca, San Telmo y Montserrat “para recuperar la identidad santiaguista de la patria argentina previa al 25 de mayo de 1810”.

Los peregrinos se convocaron a través de una cadena de correos electrónicos entre las agrupaciones santiaguistas y los párrocos de cada una de las iglesias que sirvieron de estación durante el trayecto, que se inició en el Santuario Nuestra Señora Madre de los Emigrantes, desde el barrio portuario y marinero de La Boca.

Luego de que el padre Flavio Lauría, párroco del Santuario Nuestra Señora Madre de los Emigrantes, impartiera la bendición a los caminantes, se dio inicio al recorrido, que fue escoltado por una decena de funcionarios uniformados de la Guardia Urbana de la Ciudad de Buenos Aires. Los integrantes de la Cofradía Santiago Apóstol de Valentín Alsina (de la diócesis Avellaneda Lanús), encabezados por su párroco, Sergio L. Depetris, asumieron la organización de las etapas de oraciones durante todo el recorrido hasta la Basílica de San Ignacio de Loyola en el barrio de Montserrat.

El recorrido sumó diez estaciones, una de ellas en el Hospital Argerich para orar “por la salud de la Patria, sus mujeres y hombres que pueblan esta bendita tierra argentina”. Otras paradas tuvieron lugar en el Cruceiro del Parque Lezama, donde subieron los abanderados, y seguidamente en el monumento a Don Pedro de Mendoza, quien estableció la primera guarnición de Buenos Aires. A continuación los peregrinos ingresaron a la Iglesia San Pedro González Telmo, reconocido religioso en los años 1200 de la gallega ciudad de Tui y patrono de los navegantes y pescadores. Allí su párroco, Ernesto Ricardo Salvia, a quien se lo considera el mayor historiador del Arzobispado de Buenos Aires, ofreció la conjunta oración al Santo y luego bendijo a los peregrinos concentrados frente al retablo de San Telmo.

Tras las paradas en los conventos de Santo Domingo y San Francisco de Asís se continuó el recorrido rumbo hacia la Catedral Metropolitana, para luego avanzar hasta el Cabildo de Buenos Aires, donde se oró por Santiago en recuerdo de los gallegos que actuaron en la Semana de Mayo 1810, liderados por el ingeniero militar pontevedrés Pedro Cerviño, junto a los oficiales del heroico Tercio de Galicia arengando también a la población en los exteriores.

Finalmente, y en el horario previsto, los peregrinos arribaron a la Basílica de San Ignacio de Loyola, a cuyas puertas eran esperados por el párroco Francisco Baigorria, quien luego de darles una cálida bienvenida, los invitó a celebrar con un coro de voces y órgano la Santa Misa a Santiago de Compostela.

Una vez concluida la misa, los peregrinos santiaguistas regresaron a sus barrios de origen para celebrar sus propias misas vespertinas a Santiago en su Día Universal: los vecinos norteños convergieron en la Iglesia Santiago Apóstol del barrio de Núñez; los sureños bonaerenses en su Parroquia Santiago Apóstol de Valentín Alsina, mientras que los sureños ribereños de Boca del Riachuelo regresaron a venerar a su Apóstol Santiago del Santuario Nuestra Señora Madre de los Emigrantes.