La comunidad hispanohablante apoya a los niños de Haití con el Bazar de la Misión Católica de Berna

A pesar del mal tiempo se recaudaron más de 40.000 euros que se destinarán a la reconstrucción de un colegio

María Luisa García ayuda en la venta de productos para el hogar.

Los días 1 y 2 de mayo la población a las afueras de Berna de Ostermundigen se llenó de palabras en español. Saludos, peticiones, precios, reencuentros, despedidas, comentarios sobre la lluvia… el colectivo español e hispanohablante se reunió, disfrutó y apoyó una buena causa en el Bazar de la Misió

La lluvia y el frío no pudieron aguar la fiesta organizada, como cada año, por la Misión Católica de Berna el primer fin de semana de mayo. El famoso Bazar, en el que se venden desde delicias gastronómicas españolas y latinoamericanas hasta elementos decorativos, libros o juguetes, reunió a gran parte de la comunidad hispanohablante que reside en la capital suiza o en sus alrededores.

Rodeados de raciones de pulpo a la gallega, tragos de pisco peruano o mantelería típicamente española los asistentes apoyaron la causa a la que, a través de este evento, la misión apoya cada año. En esta ocasión un grupo de niños de Haití serán los beneficiarios ya que el dinero recaudado ayudará a la reconstrucción de un colegio en la isla caribeña, a cargo de unas monjas Mercedarias de Madrid.
El evento más importante
“Normalmente se recaudan unos 50.000 francos suizos porque aunque el Bazar es el evento más importante, a lo largo del año, realizamos también algunas otras actividades de apoyo -explica la secretaria de la Misión, Sonia López. Este año, a pesar de la lluvia, también ha venido bastante gente, aunque imagino que se notará un poco”.
El mal tiempo, tan habitual el Suiza, no les tomó desprevenidos y los distintos espacios que ocupaba este gran mercado, estaban convenientemente tapados para la ocasión.
Bajo una gran carpa, situada en el precioso jardín de la misión, un grupo de mujeres asturianas esperaban pacientemente a que sus maridos suizos trajeran las raciones del bar.
Dentro de la misión, una de las voluntarias que se encargan de la venta de los productos -donados por las personas que conocen este Bazar- atendía esmeradamente a una mujer que ojeaba, tocaba y se probaba unas piezas de bisutería. Al final, no compró nada y María Luisa García, la mujer voluntaria, sonriendo aludió a la crisis.
Como ella, otras 60 personas se dedican durante los dos días que dura el evento a vender, cocinar u organizar los productos que también han sido traídos voluntariamente. Una de ellas, Paloma Pérez, es la coordinadora de la junta que organiza el Bazar y que está compuesta de otras nueve personas. Para ella, a pesar del estrés que implica la organización de este evento, la experiencia es muy positiva: “Se trabaja para ayudar a proyectos determinados y, además, el trabajo en equipo es muy bueno”.
Al final, el resultado de un año en que la lluvia fue el protagonista no invitado, no se alejó tanto de la media, con 40.100 francos con dirección a las aulas haitianas.
Solidaridad de todos
“Es importante resaltar que no se paga a nadie. El señor que viene a hacer la paella no gana nada”, explica Luis Miguel Menes, cura de la misión, para quien éste es su tercer Bazar, aunque el evento lleva celebrándose más de dos décadas. “Lo más importante creo que es la solidaridad -añade Menes-, que la comunidad de lengua española de la zona de Berna tiene asumido como algo muy propio su compromiso que se manifiesta de forma muy clara en el Bazar, una vez al año”.
Por último, resalta la importancia de estos dos días para unir a las personas que llegan desde distintos países donde el español es la lengua predominante. Por ello, además de pequeñas empresas, personas individuales, etc. algunas embajadas como las de Venezuela, Cuba, Perú o República Dominicana apoyan este evento.