La colectividad española en Cuba despidió con profundo pesar al presidente del CRE, Antonio Fidalgo, fallecido a los 80 años de edad

Nacido en la provincia de Orense llegó a Cuba en 1951 y formaba parte del CGCEE desde 1993. Cientos de personas firmaron en el libro de condolencias

Antonio Fidalgo en el último pleno del CGCEE celebrado en Santiago de Compostela en octubre de 2012.
Cientos de persona firmaron en el Libro de Condolencias.
El embajador de España en Cuba, Juan Francisco Montalbán Carrasco, firmando en el libro de condolencias.
El secretario xeral da Emigración de la Xunta de Galicia, de visita en Cuba, también firmó en el libro de condolencias.

La noticia de la desaparición física de tan destacada personalidad de la emigración española en la isla se recibió con profundo pesar, tanto por el colectivo de españoles y sus descendientes, como por las autoridades cubanas.

Sus funerales se realizaron en la más estricta intimidad familiar. Desde los primeros momentos comenzaron a recibirse numerosos mensajes de condolencia, entre ellos el enviado por el director general de Migraciones, Aurelio Miras Portugal, así como también de los consejeros de la Ciudadanía Española en el Exterior y de los CRE en América y de otras partes del mundo.

Durante tres días, del 21 al 24 de marzo, se habilitó un Libro de Condolencias en el Salón de Actos de la Oficina Delegada de la Xunta de Galicia en Cuba, antiguo Palacio del Centro Gallego de La Habana por el que desfilaron centenares de personas que dejaron constancia escrita de su duelo ante la pérdida de una personalidad tan querida y respetada por la colectividad española de Cuba como fue Antonio Fidalgo.

Ubicado en una mesa en el área más destacada del salón, junto al Libro se podía apreciar una fotografía del desaparecido dirigente, sus datos biográficos, y una ofrenda floral enviada por la Embajada de España.

La primera ‘guardia de honor’ fue realizada por María A. Rabanillo Dámera, presidenta de la Agrupación de Sociedades Castellanas y Leonesas; Dolores Rosich Leal, presidenta de la Sociedad de Beneficencia de Naturales de Cataluña; María A. Marcos Alonso, presidenta de la Federación de Asociaciones Asturianas de Cuba, y Julio Santamarina López, presidente de la Federación de Sociedades Españolas de Cuba.

El cónsul general de España en Cuba, Tomás Rodríguez-Pantoja Márquez, fue el primero en dejar constancia con su firma en el Libro de Condolencias, expresando: “A la memoria del insigne presidente del CRE, que tanto hizo por el bien de nuestros compatriotas españoles. Su entrega y excelente disposición para ayudar siempre en todo, merece el reconocimiento del Consulado General en La Habana”.

El cónsul general estuvo acompañado durante su visita al Centro Gallego por el cónsul adjunto, Iago Losada Maseda, y el Agregado Laboral y Jefe de Sección en la Consejería de Empleo y Seguridad Social, Jesús Chacón García.

Se encontraba también presente una representación de los familiares de Antonio Fidalgo; el consejero del CGCEE y miembro del CRE, Manuel J. Vallejo Filpo; Julio Santamarina López, presidente de la Federación de Sociedades Españolas de Cuba; miembros titulares y suplentes del CRE; representantes de las Comunidades Autónomas españolas, presidentes de federaciones de sociedades y presidentes y directivos de asociaciones españolas, así como representantes del Ministerio de Justicia de la República de Cuba y una numerosa representación de la colectividad española en la capital del país.

En las primeras horas de la tarde del propio día 21 se hizo presente en el Centro Gallego el embajador de España en Cuba, Juan Francisco Montalbán Carrasco, quien escribió en el Libro de Condolencias: “Mi más sincero pésame para la familia de Antonio Fidalgo. Fue un gran español y un gran cubano, siempre preocupado por ayudar a las colectividades de españoles y por profundizar la amistad entre nuestros dos países. ¡Descansa en Paz! Todos nos comprometemos a continuar tu labor con la misma convicción, energía y generosidad”.

Biografía

Antonio Fidalgo Dopazo nació el 27 de junio de 1932 en el pueblo de Loñoá del Camino, ayuntamiento de Pereiro de Aguiar, provincia de Orense, en Galicia, España. Arribó a Cuba como emigrante el 21 de diciembre de 1951, viviendo con un tío materno que se encontraba en la isla desde la década de los años 20.

Su vida laboral comenzó en marzo de 1952 en un pequeño comercio dedicado a la venta de cigarros, tabacos y fósforos. En 1953 se asocia con otro paisano y compra un bar, en el que se mantuvo hasta 1957, fecha en que comenzó a trabajar como viajante de un almacén mayorista de alimentos.

En 1961 se incorpora al Ministerio de Comercio Interior donde desempeña diversas responsabilidades hasta su jubilación en 1993.

También destacó en su labor como docente la cual permitió la graduación más de ciento cincuenta inspectores de comercio altamente cualificados.

Por su destacada vida laboral durante más de cuarenta años recibió numerosos estímulos, entre ellos, siete medallas y más de cuarenta Órdenes y Diplomas por parte de organismos del Estado y organizaciones sociales.