Hasta hace pocos meses era el jefe de la Oficina Laboral de Montevideo, pero al asumir la administración española el requerimiento de la colectividad en Uruguay de tener una Consejería de Trabajo propia, sin depender de la Argentina, Julio Olmos Lablanca fue designado como consejero, al tiempo que también se hacía cargo además de Paraguay.
Olmos explicó a España Exterior que “el trabajo que hemos hecho aquí fue el de atender a los ciudadanos con las mayores capacidades posibles”, recalcando que “es un trabajo en equipo que no tenemos que personalizarlo, corresponde a un conjunto de funcionarios que están en la Consejería, también al apoyo que hemos recibido tanto de las secretarias de Estado que hemos tenido, Ana Terrón, como Consuelo Rumí, como los directores generales”. Destacó que “es un trabajo continuo, diario, que la gente más ha percibido: abrir la Consejería y que sepan que tienen aquí una administración donde pueden venir a plantear sus necesidades y reclamos”.
Tecnologías, juventud y mujer
Recordando la Oficina Laboral que encontró al llegar a Uruguay tres años atrás, Olmos aclaró que “lo que hemos intentado hacer es modernizar la Consejería, es decir abrirla a través de lo que debe ser la ciudadanía española hoy en el exterior, a través de las nuevas tecnologías, a través del nuevo papel que tienen los Centros y Asociaciones en el exterior, a través también por supuesto de esa reubicación de los jóvenes en el espacio que les corresponde como ciudadanos de pleno derecho en el exterior”.
La integración de la mujer también fue otro de los tópicos tocados en su paso por Uruguay, al respecto puntualizó que “las mujeres tienen mucho recorrido todavía por delante que hacer para equipararse de facto en lo que de ‘iure’ ya tienen, es decir llevar lo que es la normativa al día a día”.
“Yo destacaría ese trabajo en conjunto en todas esas líneas, por lo menos que ha sido la intención que hemos tenido”, enfatizó.
Responsabilidad social de las empresas
Otro de los aspectos que poco se habían trabajado también desde la Administración era la colaboración empresarial, explicando Olmos que “cuando hemos propuesto alguna iniciativa como las prácticas laborales del año pasado a través de la Cámara de Comercio Española, la respuesta ha sido extraordinaria”.
“Las empresas de matrices españolas, aquellas que en un principio tuvieron su origen en España, han respondido muy bien al reto planteado, dando plazas para inserción de los jóvenes en una primera aproximación al mercado de trabajo”, añadió.
Finalmente, Julio Olmos quiso dejar una reflexión en éstos últimos días que está pasando en Uruguay, donde “lo he pasado muy bien, en lo personal y profesional, ha sido una experiencia magnífica”, añadiendo que “desde el punto de vista personal me quedo con la impresión de que he hecho muy buenos amigos, hemos hecho un buen trabajo desde la Consejería y allí donde estemos siempre vamos a echar una mano a los ciudadanos españoles que se quedan aquí en Uruguay”.
Cuestiones pendientes
Olmos reflexionó sobre el futuro de la Consejería en Uruguay que “queda mucho por hacer”, explicando que “la gestión pública tiene ese reto permanente, o estás motivado todos los días por mejorar, por dar mayor calidad en la atención que estás prestando, o ciertamente ya has llegado a un punto en el que debes cambiar de destino y buscar otros nuevos horizontes.
Yo diría que queda por plasmarse iniciativas de mejor atención a los ciudadanos en el exterior. Es decir, tenemos un convenio sanitario que está funcionando extraordinariamente bien, una subida de las pensiones asistenciales que han ido durante estos años recuperando poder adquisitivo, el movimiento de los jóvenes parece que ya está encarrilado; pero quedan muchos temas por hacer sobre todo con las iniciativas que se pueden llevar para conseguir que los ciudadanos del exterior efectivamente vean que se da cumplimiento del estatuto de la ciudadanía que es tan importante para ellos”.