Con un grupo folclórico compuesto por más de 60 personas entre niños y adultos, cuyos integrantes paseaban entre los comensales con sus típicos trajes de faralaes y sus batas rocieras, y un recinto decorado con más de 2.000 farolillos y paneles con imágenes de Andalucía, la sensación era que la fiesta se celebraba en Andalucía.
El grupo de señoras y señores que donan su trabajo a cada año para perpetuar las tradiciones de nuestra tierra, trabajaron duramente durante 3 días para cocinar una enorme paella para 500 personas.
La emoción se sobrepuso a la alegría cuando cuatro chicos vestidos con el típico traje de rociero entraron con la Virgen a hombros con la Salve Rocío cantada por los todos los presentes.
Allí, un año más andaluces y andaluzas rindieron homenajes a la Blanca Paloma y le cantaron la Salve Rociera que le hizo saltar las lágrimas al público presente.
Pero sin duda alguna el broche de oro lo puso el Grupo de Baile de la Casa de Andalucía ‘Compañía Luna de Sevilla’, que dirigido por el maestro, director y coreógrafo, Aurelio Baggio, arrancó aplausos del público durante toda la actuación, el grupo de baile brindó al público bailes tan típicos como la soleá, los tarantos, la rumba y las sevillanas que pusieron el punto final a una fiesta que no quería terminar.