A la misma concurrieron personalidades del ámbito consular, político y cultural de Córdoba, además de representantes de los centros regionales de la localidad.
Esta asociación señera de Córdoba se creó por iniciativa de 33 españoles residentes en la ciudad, que se reunieron con el propósito de fundar una entidad empapada de un fuerte espíritu solidario. En esa época, los emigrantes españoles se encontraban desperdigados, hasta que a mediados de 1872 un periodista español llamado Enrique López Valtodano, reunió a 71 coterráneos y lanzó la idea de crear una Sociedad de Socorros Mutuos. Valtodano, quien había fundado dos años antes el periódico ‘El Ferrocarril’, ejercía dentro de la colectividad un innegable prestigio. El fin de la institución era prestar ayuda a aquellos españoles que atravesaban una difícil situación económica.
El domingo 9 de junio nacía la tercera Asociación de Socorros Mutuos de la Argentina. La comisión directiva quedó constituida de la siguiente forma: presidente, Manuel Méndez; vicepresidente, Joaquín Cornet; secretario, Enrique López Valtodano; tesorero, José Fraga; vocales, Jaime Bisech Bas, Ángel Marture y Domingo Capdevila.
A comienzos de 1873, la comisión directiva declaró a Santiago Apóstol patrono de la institución. Uno de los principales objetivos era la construcción de un panteón mutual, el cual fue inaugurado a fines de 1877.
La primera casa
Otro de los sueños largamente acariciados era poseer una casa que los albergara. En 1903 ya contaban con 647 socios, dos médicos rentados y siete farmacias que atendían las necesidades de los pacientes. Luego de varios años de denodado esfuerzo y con el aporte de 25.000 pesos donados por el presidente en ejercicio, Pedro Diez, compraron una vieja casona estilo tradicional en la calle Rivera Indarte 139. Corría el año 1906 y el costo del inmueble fue de 35.000 pesos. La Asociación Española siguió creciendo: en 1910 se creó la Caja de Ahorros -un fondo de reserva dedicado a ayudar a los enfermos crónicos y a repatriar a socios que lo solicitaran-; en 1916 se constituyó la primera comisión de damas, y en 1918 se fundó el Patronato Español, dirigido por mujeres, cuya función era atender necesidades sociales inmediatas.
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“La entidad no ha perdido su espíritu solidario”
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Jorge Eduardo Ferrari es médico, y preside desde hace más de seis años la entidad. En diálogo con España Exterior, el directivo se refirió a los años de oro en los que la asociación llegó a ser la mutual más importante de la Provincia de Córdoba. “En la década del 70 la entidad contaba con 30.000 asociados, tenía clínica propia, club con pileta, predio para esparcimiento de los socios y restaurante. Todo se realizó con el aporte de los socios y con algunos subsidios del Gobierno español. Además, ofrecía ayuda social y contaba con farmacia y mueblería”, explica.
Pero en este país se sucedieron graves crisis económicas que afectaron seriamente a la institución llevándola al borde de la quiebra. “Uno de los fenómenos que hizo que la asociación decayera -dice Ferrari-, era que no poseía la infraestructura suficiente para atender a los pacientes. Además tenía demasiados empleados y los servicios debieron ser subsidiados por la institución. En los años 90 la clínica se cerró y hubo que despedir e indemnizar a 500 empleados y a profesionales que trabajaban en relación de dependencia con la entidad. Fue necesario pedir préstamos a bancos, y para pagar los créditos y salvar al edificio del remate se llamó a convocatoria de acreedores, la cual aún hoy se está pagando”, asegura.
Respecto a los servicios que la entidad brinda actualmente a los socios, el directivo señala: “Cumple dos funciones, por un lado, sigue dando servicios de salud básicos y de alta complejidad, y continúa brindando el servicio de nichos y sepelios. Por otro lado, hemos firmado convenios con diversas clínicas para que los asociados se practiquen allí cirugías más complejas y tomografías y resonancias magnéticas. Cabe destacar que tanto el laboratorio de última generación, el equipo de odontología y un ecógrafo fueron donados por el Gobierno español”.
Por último, Eduardo Ferrari expresa: “La entidad no ha perdido su espíritu solidario, seguimos aceptando a los socios sin límite de edad, y si tienen algún problema económico o de salud, lo asociamos y luego tratamos de solucionárselo. Respetamos el viejo lema del mutualismo que reza: todos para uno y uno para todos”. finalizó.
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La nueva y definitiva sede
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Los dirigentes de la entidad acordaron que debían ampliarse los servicios de asistencia, y para ello necesitaban una nueva sede. Para tal fin se subastaron unos terrenos que eran propiedad de la institución. Por su parte, José Calvo Blanco, el martillero, socio de la entidad, donó el 80 por ciento de la comisión que le correspondía. Con ese dinero, en abril de 1930 se adquirió el terreno en el que se construiría la nueva casa ubicado en avenida General Paz 479, donde actualmente se encuentra la sede de la sociedad
El diseñador del edificio, de puro estilo Renacimiento Español, fue el ingeniero Luis Díaz, mientras que la construcción de la obra estuvo dirigida por el ingeniero Jesús Buteler. El 9 de julio de 1931 se habilitó la flamante casa.
La nueva sede contaba con locales para administración, salón de actos para 1.000 personas, farmacia, consultorios de clínica general, odontología, otorrinolaringología, oftalmología, sala de rayos X y rayos ultravioletas, análisis clínicos y todos los servicios necesarios para una excelente atención a los enfermos. En 1931 la entidad tenía más de 5.000 asociados. Pronto el lugar resultó pequeño, y se ampliaron las instalaciones en la planta superior y en los fondos del predio. En 1932, el reconocido ceramista español Fernando Arranz diseñó el escudo heráldico, en estilo barroco, que está colocado en la fachada del edificio.
En 1944, ante el inminente peligro de una epidemia de viruela, la institución colaboró con el gobierno provincial vacunando a más de 4.000 personas en sus consultorios. Asimismo, incorporó a lo largo de los años nuevas especialidades, y en 1969 se creó la Caja de Previsión y Ayuda Recíproca con el fin de fomentar el ahorro entre los asociados y que se convirtiera en una usina más de ayuda económica a la que podían recurrir en caso de necesidad.
Lejos ha quedado la vieja casona de calle Rivera Indarte y su primer y único consultorio médico. Ése fue el inicio de una obra que ya transitó 136 años de vida.