La Asociación de Empresarios Gallegos de Uruguay celebró el tercer Día del Emprendedor

Con un homenaje a su primer presidente, Celso Domínguez

El presidente de AEGU, Héctor Álvarez, entregó un obsequio al homenajeado, Celso Domínguez.

Con un homenaje al primer presidente de la AEGU, Celso Domínguez, se celebró en Montevideo el tercer Día del Emprendedor Gallego en el Uruguay que coincide con el 24 aniversario de la única asociación de empresarios que ha sobrevivido desde su nacimiento fuera de España.

El evento se desarrolló con un buen marco de público y fue el embajador español, el pontevedrés Roberto Varela, quien la tarde del miércoles 27 de noviembre les dio la bienvenida al Centro de Formación de la Agencia Española de Cooperación de la Ciudad Vieja de Montevideo donde en la amplia sala de planta baja se montó una tertulia que, casualmente tenía como marco una exposición donde se relataba lo hecho por España en cooperación para Uruguay y sud América en los últimos veinticinco años.

“También tenemos que agradecer la acogida que (Uruguay) le dio a todos los compatriotas que vinieron aquí a trabajar, a hacer sus vidas, y sobre todo a usar su talento y esfuerzo” aseguró Varela refiriéndose a los españoles en general y a los gallegos en particular que poblaron esta tierra.

Luego fue el presidente de AEGU, Héctor Álvarez, el encargado de desarrollar la historia de la emigración gallega y del empresariados gallego desde la época de la Colonia hasta la actualidad, destacando como habían luchado esos emigrantes “que provenían en su mayoría del campo” y que “primero trabajaban como dependientes y luego con sus ahorros comenzaban con un negocio pequeño por cuenta propia”.

También reflexionó señalando que “nuestra responsabilidad como continuadores de esa generación que cruzó el Atlántico es reconocer los méritos y los valores de nuestros ancestros, y colaborar con nuestras familias y con la sociedad que nos toque actuar con el mismo empeño y esfuerzo que ellos hicieron”.

Posteriormente fue el secretario general de la Secretaria General Iberoamericana, Enrique Iglesias, quien mediante un video se dirigió a los asistentes relatando la evolución del comercio en todo el mundo, dando una perspectiva del futuro. Anunciando que “las pequeñas y medianas empresas deben buscar unirse para participar juntas en los mercados, como por ejemplo los empresarios de Uruguay con los de Galicia y así lograr una mejora de la productividad que les permita conquistar mercados juntos”.

Reconocimiento

Desde hace tres años la AEGU reconoce a un integrante de sus más de un cuarto de millar de socios como el emprendedor del año, y en la oportunidad se escogió al primer presidente de la institución, al ourensan Celso Domínguez Villarino que llegó a Montevideo con apenas cuatro años el 25 de agosto de 1950 junto a sus padres y hermano, para ponerse a trabajar a los trece años en el bar Madrid, propiedad de sus padres, de la calle Colonia y Paraguay, donde luego de fallecer su progenitor junto a su hermano cambian de rubro y ponen en lugar del bar una licorería: Los Domínguez.

Su gestión como emprendedor no se dedicó solamente a atender su negocio y expandirlo, abriendo otra cadena junto con su hijo mayor; sino que también incursionó en la defensa gremial, siendo con apenas 23 años de edad directivo del Centro de Almaceneros y Baristas del Uruguay y también fundador de la Asociación de Empresarios Gallegos del Uruguay y su primer presidente.

Casado, con tres hijos y ya tres nietos, Domínguez expresó que “no creo ser merecedor de ésta distinción”, al tiempo que “reconoció a las personas que sacrifican horas de descanso para el bien colectivo en las instituciones”, sentenciando que “también tengo que agradecer a los amigos que ya no están. Yo realmente me alimenté mucho de los amigos que ya partieron, me sirvieron de guía, me enseñaron, y siempre me dieron confianza”.

Asimismo confesó que “siempre trate de dar de mí lo máximo, lo más conveniente para las instituciones, para la familia, para los negocios, pero siempre lo máximo dentro de lo que mi capacidad me lo permitió”.

Domínguez también pidió “y siempre luche por ello”, hablando de las instituciones que “hay que mantenernos unidos porque la unión es el fundamento de todo, pero no es la panacea ya que hay que hacer todos los días algo para no provocar que se establezcan divisiones” aseguró.

El homenajeado explicó también que de sus padres aprendió a “pagar las deudas”, porque “ellos nos trajeron a mí y a mi hermano cuando yo tenía cuatro años, y llegaron con una mano atrás y otra adelante reclamados por mis tíos y debiendo el pasaje de los cuatro. Y ese año mi padre y mi madre trabajaron para poder pagar los pasajes y no deber nada.

Y esto nos deja un mensaje, que forma parte de la idiosincrasia de los gallegos: que las cuentas se pagan pero que las cuentas también se cobran. Por eso somos rigurosos en los dos sentidos, no es que seamos malos, es que así tiene que ser: el que debe tiene que pagar y el que tiene que cobrar tiene que cobrar”, afirmó.

Clarificó que los gallegos “tienen esa voluntad de querer pagar porque después pueden decir que no deben nada, que todo lo hicieron con su esfuerzo y ese es el mayor orgullo nuestro”.

También explicó que “todo este tipo de vivencias nos va forjando con un carácter, que no es que nos haga distintos, nos hace diferentes al uruguayo que por ser local no lo vivió porque tiene una seguridad en ésta tierra que los emigrantes no la teníamos; por algo se formaron las mutualistas para protegernos la salud y las asociaciones de protección gremial. Cuando yo formaba parte de CAMBADU era un niño con 23 años comparado con el resto de la directiva, pero estaba defendiendo lo mío que era el bar”.

Finalmente Domínguez recibió un regalo simbólico, una maleta de ejecutivo, por su aporte a AEGU y como muestra de ser un ejemplo de emprendedor, agradeciendo el homenaje y confesando que “a AEGU no le puedo pedir más nada, me ha brindado lo más grande de todo que es un grupo de amigos muy fuertes que los quiero mucho”.