Se montó una caseta que estuvo completamente adornada con farolillos, lámparas de colores, jeranios, abanicos y cuadros de toros y de casas andaluzas adornadas con todo tipo de flores. Tampoco faltaron las cortinas. El ambiente era de una vistosidad enorme. A todo ello hay que añadir el extenso tablao que en ocasiones se quedó pequeño. Burgos vivió unos días de fiesta a lo grande y las muchas personas que visitaron la caseta disfrutaron un auténtico ambiente andaluz.