La Asociación Islas Canarias de Maldonado agasaja al timplista Benito Cabrera y recuerda a Pancho Guerra

Además de estos homenajes en el Encuentro de Tradiciones en Buenos Aires dedicaron una jornada a conocer los dragos

El coro de la entidad cantando Somos Costeros, en el homenaje a Pancho Guerra.
Benito Cabrera con una de las solistas del coro.
Un drago de los visitados.

Durante el encuentro de las delegaciones, realizado en las amplias instalaciones de la Asociación Canaria anfitriona en Villa Adelina, el coro de la entidad cantó la hermosísima composición de su autoría, Soy de aquí, durante la cena. El gran músico, con sencillez y simpatía, aceptó el agasajo agradeciendo emocionado y preguntándo a la directora del coro, Mª Angélica Agriel, de dónde había sacado la versión, respondiéndole ésta que de una grabación y que los arreglos para cantarla a capella eran suyos. A Cabrera le sorprendió el sentimiento con que fue interpretada la canción.

Recibió de parte de la presidenta de la Asociación un plato de cerámica trabajado a mano, con un molino de viento en el centro y lazos de totora y junco trenzados. La pieza fue elaborada con las mismas técnicas de los alfareros canarios que recogen la arcilla o greda, la deshacen y cuelan, la amasan mezclada con arena, trabajándola sin torno y cocinándola a leña. Es un trocito de tierra uruguaya, de su flora, y del amor que siente su gente por sus raíces canarias, se le expresó.

Uno de sus cuentos
Por otro lado, ‘Islas Canarias’ de Maldonado homenajeó a Pancho Guerra en el centenario de su nacimiento y presentó en el mismo Festival de Tradiciones Canarias en Buenos Aires, la puesta en escena de uno de sus cuentos, ‘Pepe Monagas, curandero de ocasión’. La actuación fue precedida por un actor con la vestimenta del pastor, haciendo sonar una caracola o bucio. Luego, la narradora fue contando aspectos de su vida y obra, hasta situar a Pepe Monagas en el barrio de Vegueta, allá por 1940, entre niños que juegan, jóvenes que pasan y quizás cruzándose con otros personajes de real existencia como La Perejila y Roque Morera.

Allí se encuentra con alguien de su conocimiento que le dice estar “dolido de los cuadriles” y al que le diagnostica “fregaura de angurriento” y le aconseja una dieta liviana. Luego atiende a un niño que se accidenta con la bicicleta y le tiene que entablillar el brazo. Finalmente una madre le trae al “loquito de Guía” que ha perdido la razón, cuando el amor de su vida, Candelaria, lo abandona. La narradora retoma el relato hablando de la contribución de Pancho Guerra al folclore canario, con canciones y coplas y anuncia la finalización de la presentación cantando y bailando Somos Costeros. La puesta en escena fue del director teatral y actor Oscar Tihísta y la canción dirigida por la profesora Mª Angèlica Agriel, actuando el coro y grupo de danza de la institución.

Excursión
Finalmente, la Asociación organizó una caminata para observar varios ejemplares de dragos de distinto crecimiento que se encuentran en uno de los barrios residenciales, coincidentemente al lado de una casa llamada Fuerteventura. El dueño del ejemplar, bisnieto de canarios, contó que se lo regalaron hace más de sesenta años plantado en una cáscara de huevo de avestruz.

Se cansó de verlo crecer muy lentamente y lo transplantó a la tierra. No tenía ni idea de su origen y forma adulta. Tiene ejemplares de varios tamaños y ha regalado muchísimas plantitas.

Los asistentes fueron informados de cómo se calcula su edad, ya que al no tener tronco leñoso no se puede hacer por los anillos. Así fue que concluyeron que el ejemplar más grande tiene 65 años: 20 de crecimiento del tronco hasta la primera floración y tres veces 15 porque en cada floración le nacen otros brazos. La edad coincide con los años que el dueño dice que tiene porque fue cuando construyó la casa.

También observaron uno de los brazos que el señor había cortado porque tocaba un cable de la luz: tiene tabiques como las cañas y su contorno es fibroso y el centro ahuecado. Lo llamaban colmena o corcho, porque solían usarlo como recipiente o balde para recoger fruta, cortándolo fragmentado y colocándole tapa. También hacían con su corteza hilados rústicos y los aborígenes canarios lo utlizaban para hacer escudos defensivos.

El grupo fue informado también de las características de su savia que se vuelve roja por oxidación y las propiedades y usos que tiene.

Después de recoger semillas, observar los distintos ejemplares y fotografiarlos y ya de regreso a la Casa Canaria, los participantes disfrutaron de una merienda con jugo natural de naranja y magdalenas de gofio, además de proyectárseles en DVD un material informativo con hermosísimas imágenes de dragos de Tenerife y Gran Canaria con música de fondo del gran timplista, recientemente fallecido, José Antonio Ramos y su conjunto.

Fue una jornada enteramente de un gran disfre para los participantes. La Asociación en Maldonado agradece al amigo palmero Julio González Cámpora el aporte de este interesante material, como todo el que permanentemente nos envía sobre las Islas.