Juan Marsé reivindica la fabulación y la memoria al recibir el Premio Cervantes

El Rey entregó el galardón al autor de ‘Últimas tardes con Teresa’

El autor de ‘Últimas tardes con Teresa’ también se refirió a cuestiones de convivencia entre lenguas y a la cultura popular actual.
Don Juan Carlos entregó el galardón a Juan Marsé en la Universidad de Alcalá, en un acto presidido por los Reyes y al que asistieron, entre otros, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero; la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, y numerosas personalidades de la política y la cultura. El galardón del Ministerio de Cultura, dotado con 125.000 euros, se concede a los escritores que contribuyen con obras de notable calidad a enriquecer el legado literario hispánico. El autor de ‘Últimas tardes con Teresa’, nacido en Barcelona en el año 1933, es novelista, periodista y guionista de cine. Tras publicar sus primeros artículos y la primera novela , ‘Encerrados con un solo juguete’, se instaló en París, dónde desempeñó diversas actividades, incluidas las de traductor y la de profesor de español. En 1978 obtuvo el Premio Planeta con ‘La muchacha de las bragas de oro’. Su obra fue traducido a diversos idiomas, y varias de sus novelas fueron adaptadas al cine y al teatro, como ‘Últimas tardes con Teresa’, ‘Si te dicen que caí’, ‘La muchacha de las bragas de oro’, ‘El amante bilingüe’ y ‘Canciones de amor en el Lolita’s Club’. Entre sus obras también destacan ‘La oscura historia de la prima Montse’ o ‘Rabos de lagartija’. En su discurso de agradecimiento, que se vio precedido por una anécdota del Rey, que comenzó su intervención antes de dar paso a la ministra de Cultura, como correspondía, Juan Marsé destacó que es un escritor catalán que escribe en castellano y que eso no le parece raro, aunque también recordó cómo su padre, durante el franquismo, tuvo que quemar todos los libros en catalán que había en casa.
Además, rememoró sus orígenes de aprendiz en un taller de joyería en Barcelona y cómo un emigrante gallego, vendedor ambulante, fue el que le propició el primer contacto con El Quijote, durante la adolescencia. Marsé se definió como “un amante incondicional de la fabulación”. “A veces pienso que solamente la parte inventada, la dimensión de lo irreal o imaginado en nuestra obra, será capaz de mantener su estructura, de preservar alguna belleza a través del tiempo”, señaló. También destacó el papel de la memoria, “sea ésta personal o colectiva, esté proyectada en la novela histórica en la fecha más remota o en la literatura de ficción científica más futurista y fantástica”.
Cultura popular
Además, se refirió al papel de la televisión en la creación de la cultura popular, para decir: “a riesgo de equivocarme, soy del parecer de que más de la mitad de lo que hoy entendemos por cultura popular proviene y se nutre de lo que no merece ser visto ni oído en la televisión. En la lengua que sea”.