Jesús Barros López, un hombre imprescindible. Recuerdos en su 90 aniversario

hombres de la emigración en Cuba (II)

(1917- agosto- 2002)
Con su desaparición física perdíamos a una de las más importantes personalidades del asociacionismo gallego y español en Cuba y figura histórica reconocida tanto dentro como fuera del país, sin el cual no es posible hablar de los últimos 70 años de las sociedades españolas en Cuba y de la historia de su Centro Gallego. Su modestía característica hubiera hecho imposible que en vida hubiera aceptado ser objeto de esta crónica y mucho menos de un homenaje. Su memoria era prodigiosa y era considerada la persona que más conocimientos tenía sobre el Centro Gallego de La Habana y su historia.
Jesús Barros López cumpliría en este año 90, de los cuales dedicó más de 70 al trabajo asociativo de gallegos y españoles en esta Isla. Lamentablemente su organismo sucumbió en desigual combate contra una breve pero penosa enfermedad que nos sorprendió a todos los que estábamos cerca de él, desapareciendo físicamente cuando le faltaban sólo tres días para cumplir 85 años. Hasta un mes antes de su fallecimiento estuvo cumpliendo con esmero y eficiencia con sus deberes como coordinador de la Oficina Administradora de las Comunidades Gallegas en Cuba, la última y una de las más importantes responsabilidades que desempeñó en su larga vida como directivo de los centros y asociaciones españolas en Cuba.
Hijo de padre y madre gallegos, Jesús Barros nació en el barrio de Jesús María en la capital de Cuba. A partir de 1926 y al regresar de un viaje con sus padres a España estableció su domicilio definitivo en el barrio de San Isidro, donde su padre y su tío, ambos panaderos, regentaron desde esa fecha una panadería, ‘La Eminencia’ (Barros y Hermano), en la calle de Jesús María, 283; que se convirtió en el sostén de la familia y su casa fundacional y en cuyo seno sus padres le inculcaron el amor no sólo a Cuba su patria, sino también a Galicia, la tierra de sus antepasados. Comenzó desde muy joven su andar por las entidades radicadas en Cubas, pues en 1931 su padre, teniendo él 13 años, lo hace socio del ‘M.I. Centro Gallego de La Habana’ y de la Sociedad Hijos del Ayuntamiento de La Estrada, donde llegó a ostentar importantísimas responsabilidades gozando de un merecido prestigio.
Su educación primaria fue fundamentalmente en escuelas de barrio y en el plantel ‘Concepción Arenal’ del Centro Gallego de La Habana. Graduado de bachiller por el Instituto de La Habana, en 1940 se matricula en Derecho en la Universidad, donde se graduó como abogado en 1945. Siempre se distinguió como organizador en su promoción siendo el responsable de la edición de las memorias del curso y participando activamente en la Asociación de Graduados de Derecho-Curso 1945.
Su vida laboral fue intensa, pues no sólo fue un abogado con bufete establecido, sino un empleado público de reconocida honestidad y experiencia tanto en el Ayuntamiento de La Habana como en el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, donde se jubiló en 1991. Siempre perteneció a la Junta de Gobierno del Colegio de Abogados de La Habana, a su Sección de Propaganda colaborando con el Boletín editado por el comité de Lucha de dicho Colegio y responsable de la hora de radial que dicha entidad tenía dos veces por semana en Radio Capital Artalejo.
Como ciudadano tuvo participación en la lucha contra la tiranía de Fulgencio Batista perteneciendo a una célula clandestina del Movimiento de Resistencia Cívica dentro del propio Ayuntamiento de La Habana. Al triunfo de la Revolución integró la Sección Jurídica del Movimiento 26 de Julio en la Capital, colaboró como asesor legal en el recién creado Ministerio de Recuperación de Bienes Malversados y tuvo participación destacada en la Campaña de Alfabetización.
En el Centro Gallego de La Habana siendo muy joven se integró a la sección de Orden, donde tuvo sus primeras responsabilidades. Posteriormente, en las décadas de los años 50 y 60 del pasado siglo es elegido como miembro de la Asamblea de Apoderados y, a posteriori, primero secretario y después presidente de la Comisión de Examen de Acuerdos de dicha Asamblea. Fue secretario del partido político ‘Afirmación y Defensa’ que dirigió durante muchos años los destinos del Centro Gallego.
Fue secretario letrado y asesor legal de 32 sociedades gallegas y tres asturianas, secretario de la Sociedad Hijos del Partido de Corcubión, presidente de la Benemérita Sociedad de Beneficencia de Naturales de Andalucía durante 16 años, asesor legal y secretario de la Caja del Retiro de los Trabajadores del Centro Gallego de La Habana, de la Casa de Salud La Benéfica y del plantel ‘Concepción Arenal’. En ‘Hijos de La Estrada’, vicesecretario, tesorero por más de 50 años y presidente hasta su deceso. Fue presidente de la Federación de Sociedades Españolas de Cuba durante cuatro períodos de mandato consecutivos, secretario letrado diez años y director cuatro.
En la década de los años 90 fue la pieza clave en la revitalización de las relaciones de las sociedades gallegas de Cuba con el Gobierno de la Autonomía poniendo toda su capacidad de organizador y experiencia asociativa y profesional en este empeño. Al crearse la Oficina Administradora de Comunidades Gallegas en Cuba queda al frente como coordinador.
En el momento de su fallecimiento ostentaba las siguientes condecoraciones y distinciones: Medalla de Galicia en la categoría de bronce (año 2000), Presidente de Honor de la Federación de Sociedades Españolas de Cuba, Tesorero de Mérito de ‘Hijos del Ayuntamiento de La Estrada’, además de innumerables diplomas de honor, de mérito y constancia de varias sociedades españolas.
Le tocó dirigir y acesorar a las sociedades españolas en Cuba en momentos muy difíciles y gracias a su vasta experiencia y capacidad de trabajo muchas de nuestras sociedades existen hoy en día. Creó y mantuvo vínculos importantes con el Gobierno de la Autonomía gallega donde gozó de un merecido prestigio.
Hombre de vasta cultura fueron pocas las actividades que escaparon a su atención. Filatélico, numismático, amante del tango y la zarzuela, de la Historia, de las Ciencias Sociales y del periodismo, el cual practicó desde su juventud representando en Cuba a partir de la década de los 90 a ‘El Correo Gallego’ y a España Exterior desde sus inicios hace ya diez años. Su biblioteca era un sueño y sus archivos eran impresionantes por su contenido, meticuloso a la hora de guardar documentos. Su colección facticia de recortes de periódicos por temas era digna de admiración.
Jesús Barros López falleció hace cinco años y nos dejó su obra y su ejemplo. Buen hijo y esposo, la vida no lo premió como se merecía perdiendo a sus seres más queridos en un breve lapso de tiempo. Magnífico estudiante, excelente profesional y ciudadano. Buen amigo. Siempre dispuesto a ayudar. Organizador nato. Modesto. Tenía un desinterés absoluto por todo lo material. Estoico. Espartano. Alto sentido de la ética. Con su muerte desaparecía una época y uno de los más importantes dirigentes de las sociedades gallegas y españolas en Cuba. Vaya, pues, este homenaje a la memoria de este ‘Hombre de la Emigración’ en el décimo aniversario de España Exterior que él seguramente estaría celebrando junto a nosotros.