Feijóo subraya la contribución del expresidente Albor para unificar Europa, España y Galicia

En el marco de un seminario que glosó su figura al convertirse en centenario

Rajoy entrega la Medalla del Trabajo a Fernández Albor en presencia de Núñez Feijóo.

E incidió en que el papel de la Comunidad ante los desafíos del Estado de las Autonomías será mantenerlo; “esa es la mejor lección que nos dio siempre el presidente Albor”, dijo, durante la conferencia Galicia y los desafíos del Estado de las Autonomías, dentro del acto de entrega de la Medalla del Trabajo al primer presidente electo en la democracia de la Xunta.

Interpretando el sentimiento de muchos gallegos, Feijóo repudió de este modo el ataque a la legalidad que está viviendo Cataluña y se unió a los demócratas “que, en el Gobierno o en la oposición, le hacen frente con las herramientas de la democracia”. “Lo hago como demócrata, como español y como gallego”, aseveró, expresando su convencimiento de que la democracia prevalecerá como prevaleció frente al golpismo y el terrorismo.

A lo largo de su intervención, el responsable del Ejecutivo autonómico recordó que la breve pero intensa historia del autogobierno de Galicia es la historia de un gran éxito colectivo general en el que desaparecen muros y se tienden puentes. Una idea que quedó condensada en el sentidiño del presidente Gerardo Fernández Albor.

Feijóo precisó así que el galleguismo del siglo XXI no está afectado por la hispanofobia obsesiva y la eurofobia pugnaz que afectan a algunos nacionalistas que no admiten ni entienden el rico acopio de identidades. Y, en esta misma línea, aseguró que conceptos como independencia, desconexión o autodeterminación son peligrosos anacronismos en un mundo interdependente, conectado y con actores mutuamente determinados.

Asimismo, destacó que el galleguismo que une a los gallegos es un galleguismo leal con el marco constitucional y estatutario adoptado por los gallegos. Lealtad que, según precisó, no es sinónimo de sumisión, ni equivale a renunciar a reivindicaciones delante de cualquier instancia que dañe los intereses de los gallegos, pero sí es necesaria para que el terreno político no quede a merced de demagogias que utilizan la fuerza de la desobediencia sistemática como ‘ultima ratio’.

Cien años

Ya en la clausura del acto simposio Gerardo Fernández Albor y su tiempo. Cien años de un presidente, Feijóo afirmó que en la Galicia de hoy todos los gallegos nos sentimos herederos de su palabra, de su obra y de su sentidiño. “Si España encuentra en Adolfo Suárez el líder idóneo para capitanear la Transición, nuestro país tiene la fortuna de partir hacia la democracia con Gerardo Fernández Albor al frente”, aseguró, precisando que pocos como él supieron interpretar con tanto acierto ese carácter sereno, pero efectivo, de los gallegos.

El responsable del Gobierno autonómico aprovechó el desarrollo del acto para destacar la contribución del expresidente a las tres grandes realidades de las que formamos parte como gallegos, como españoles y como europeos. En todas ellas, recordó, Albor participa como un hombre de concordia que contribuye a unificar Europa, a unificar España y a unificar Galicia.

El titular de la Xunta quiso referirse también a los valores que van más allá del político, pero que también influyen en la política: “Albor tiene el compromiso sanador de cualquier buen médico, la mente abierta de todos los europeístas convencidos, el espíritu conciliador que caracteriza a los españoles que miran más al futuro que al pasado, y también ese sentidiño gallego que nos hace ser como somos”, concluyó.

El presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy, entregó a Gerardo Fernández Albor la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo que el Consejo de Ministros le concedió en el mes de junio. Rajoy destacó el legado de quien fuera presidente de la Xunta de Galicia: “Su propia acción en la vida pública, política, científica o cultural está presente en alguno de nuestros grandes éxitos colectivos; del auge de la cultura gallega -con el protagonismo de la editorial Galaxia- a la expansión de la sanidad y de los primeros pasos de la Galicia autonómica a la inserción de España en el proyecto europeo”.

“Figuras como la de Gerardo Fernández Albor constituyen la mejor defensa posible de la nobleza de la política” y de la “vocación de servicio público”, concluyó el presidente del Gobierno.